Las confesiones del príncipe Harry y su esposa Meghan Markle, duquesa de Sussex, durante una reciente entrevista con Oprah Winfrey sobre su vida en la familia real británica y su decisión de abandonarla han desatado una gran repercusión en el Reino Unido y buena parte del mundo.
Tras las declaraciones de la pareja ante la popular presentadora estadounidense sobre algunos episodios desgarradores relacionados con el racismo en la realeza, la reina Isabel II emitió este martes una respuesta.
La monarca de 94 años indicó en un comunicado inédito, emitido por el Palacio de Buckingham, que “la familia entera está entristecida luego de enterarse cuán desafiantes fueron los últimos años” para Harry y su esposa, quienes actualmente viven en Los Ángeles.
Durante la entrevista, vista por 11 millones de personas en el Reino Unido y 17 millones en EE.UU, Meghan Markle, de 39 años, realizó una serie de afirmaciones sobre la preocupación por el color de piel de su hijo Archie para algunos miembros de la casa real. Contó además, que cuando vivía en Londres tuvo pensamientos suicidas y le negaron buscar ayuda especializada.
En el escueto documento circulado por el equipo de comunicación de la monarca británica se señaló al respecto: “Las cuestiones planteadas, especialmente las referentes a la raza, son preocupantes. Si bien algunos recuerdos pueden variar, son tomados muy en serio y la familia los abordará en privado”.
“Harry, Meghan y Archie siempre serán miembros muy queridos de la familia”, añadieron.
El propio príncipe Enrique, de 36 años (nieto de la reina) reveló a Oprah que un miembro de los Windsor le llegó a mencionar sobre “qué aspecto iban a tener los hijos” con Meghan, que es mestiza y con raíces afroamericanas, aunque decidió no revelar el nombre del familiar.
Por su parte, la duquesa de Sussex, al abordar el tema, dijo que durante su embarazo “hubo (...) preocupaciones y conversaciones sobre lo oscura que podría ser su piel cuando naciera” su hijo.
Confirmó además la exactriz estadounidense, que hubiese querido que su hijo tuviera el título de príncipe “por seguridad”, pero sugirió que la realiza británica se lo negó por un presunto racismo.
Meghan, quien se casó con el príncipe Harry en 2018 tras dos años de relación, mencionó repitió varias veces que fue “silenciada” cuando ingresó a la familia real, y afirmó que esos años pasó los peores momentos de su vida, incluso con pensamientos suicidas. “Simplemente no quería seguir viva. Y ese era un pensamiento muy real, claro, aterrador y constante”, expresó.
“Les dije que necesitaba ayuda y que nunca me había sentido así y necesitaba ir algún lado. Me dijeron que no podía”, precisó.
Harry y su esposa esperan actualmente una niña -que nacerá en los Estados Unidos-.
“Nos fuimos porque no nos apoyaban, no nos entendieron”, aseguró el duque, haciendo referencia a su familia y a la prensa.