Nelsido Ginarte Gonzáles e Irene Alonso Menéndez, los abuelos que denunciaron esta semana en ADN Cuba el maltrato al que era sometido un bebé, así como la inacción de las autoridades policiales, finalmente obtuvieron la custodia del pequeño.
Así informó la activista Diasniurka Ramos, quien también contribuyó al feliz desenlace, pues este miércoles ayudó a que los familiares se trasladaran a una unidad policial en Bauta donde les correspondía hacer la denuncia legal.
Es válido aclarar que, luego de tratar sin resultados positivos que las autoridades del régimen y sus medios de prensa estatales intercedieran por la salud del niño Daniel Alejandro, solo con la colaboración de activistas por los derechos humanos y la prensa independiente –que se hizo eco del trabajo de ADN Cuba–, se pudo obtener justicia.
Diasniurka Ramos publicó un pequeño video en el que muestra al bebé de un año cargado por su abuelo, y en compañía de su abuela Irene y el padre de Daniel Alejandro, quien también acudió a la unidad policial.
Todos se mostraron muy agradecidos y felices de poder velar por el pequeño, de ahora en adelante.
Este miércoles 13 de octubre, publicamos la historia del matrimonio residente en Jaimanitas (La Habana), que denunció la terrible situación que padecía su nieto Daniel Alejandro Infante Guinarte, de solo 1 año de edad.
Según los abuelos, el bebé era víctima de maltratos por parte de su madre (hija de los denunciantes) y su padrastro, en un caserío del barrio Cangrejera, municipio Bauta.
Nelsido Ginarte Gonzáles e Irene Alonso Menéndez revelaron que la madre de Daniel Alejandro, apoyada por el padrastro, acostumbraba a encerrar al pequeño debajo de un caldero de cocina. Además, aseguran que mantenían el día entero al niño desnudo, descalzo, sin comer y suelto “como un animal en el campo”.
“También lo meten en un tanque de agua y lo tapan, el niño grita aterrorizado, pero al parecer ellos disfrutan con eso”, dijo casi llorando Irene Alonso, abuela del pequeño.
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Explicó que había querido quitarle al menor para salvaguardarlo bajo su custodia, pero la madre y el padrastro se negaron.
“Creo que lo odian”, son alguna de las duras palabras de esta abuela adolorida. Dijo que lo bañaban a altas horas de la noche con agua fría y le pegan constantemente, “el niño está totalmente traumatizado”.
Nelsido, el abuelo, expresó a ADN Cuba que denunciaron el caso en la estación de policía de Siboney, pero allí les dijeron que ese problema pertenecía a la jurisdicción de Bauta, que debían esperar ocho días, el tiempo requerido para ese trámite, porque en aquel momento no contaban con autos patrulleros disponibles para trasladar la denuncia a esa localidad, perteneciente al municipio Artemisa.
En ese momento, el abuelo expresó: “No entendemos que, en un caso como este, donde peligra la vida de un niño, el Estado no tome las medidas urgentes. Nosotros tememos por la vida de nuestro nieto. Estamos cansados de ir de un lado a otro buscando que el gobierno tome cartas en este asunto, por eso tuvimos que recurrir a la prensa independiente y a los activistas de derechos humanos, para ver si así, el gobierno y la policía despiertan y hace algo para salvar a mi nieto”.
Históricamente, la propaganda del régimen que se dice “revolucionario” ha enarbolado como una de sus banderas fundamentales la supuesta protección a los derechos fundamentales del menor. Repiten el slogan de que “Nada hay más importante que un niño”, o divulgan rostros de infantes satisfechos y presuntamente “felices” en pancartas públicas, en los medios oficialistas impresos y en la radio y la televisión estatal.