Corre el año 1992 e Hilda Zulueta, una profesora de Matemática de la vocacional Lenin, decide que la opción para ella y sus hijas, Oremis y Mady Letamendi, tiene que ser sobrevivir al hambre y la miseria de esos años de crisis económica. Ellas viven en Alamar y la fábrica Van Troi deshecha recortes de pieles que no le sirven a nadie, excepto a ellas.
Cuando en el 2011 dieron la posibilidad de abrir negocios privados, la profesora de Matemática estuvo entre las primeras, y con 19 años de experiencia, convirtieron las cuatro primeras letras de su apellido en una marca registrada; y la técnica de confección de carteras, que comenzó por necesidad, pasó a ser un sello de identidad.
Lo que identifica a las carteras ZULU es el “zuliado”, que consiste en armar con retazos cualquiera de sus piezas, aunque “con el tiempo nos fuimos complicando”, dice Hilda en entrevista con ADN CUBA, pero cada una de las complicaciones ha sido para mejorar el producto y las condiciones de venta y de trabajo.
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ZULU no es un negocio solo de mujeres porque a “nadie le hemos cerrado las puertas”, dice Mady, “pero las que más interesadas se han mostrado siempre han sido mujeres”, así que entre las ZULU hay enfermeras, informáticas, amas de casa que alternan su tiempo de trabajo en casa o para el estado con la confección de carteras, “y cada una de ellas se especializa en lo que más cómoda se sienta”, asegura la propietaria, así que una piel no solo es un pastiche de retazos de pieles sino de muchas manos: unas que ponen el zíper porque lo dominan mejor, de otras que tienen más habilidad para los broches o la destreza de cortar la piel con una caladora sin desperdiciar nada.
Desde su nueva sede en la calle Aguacate 456, entre Teniente Rey y Muralla, en la Habana Vieja forman parte del 34% de mujeres de los 580 mil 828 cuentapropistas del país, y son un negocio que podría tener otros horizontes sino hubiera tantas restricciones económicas.
La historia de ZULU es de sacrificios, de invertir no el dinero que sobra sino el único que entra, es una historia de mujeres de éxito porque “somos las más sacrificadas y creo que por eso mismo, somos las que más nos lo merecemos”, dice Mady, y su voz no suena a segregación, sino a triunfo porque tiene una hija que ya aprende el negocio, que es lo mismo que aprender el oficio de hacer carteras, promocionarlas y venderlas ella misma.
El video que te presentamos hoy forma parte de la serie Mujeres que están cambiando a Cuba, con la cual ADN CUBA busca visibilizar a las cubanas de éxito y los espacios donde han triunfado.