La economía informal, sobre todo la de países pobres como en Latinoamérica, es una de las más afectadas por el impacto de la COVID-19, porque las personas de ese sector de la economía, simplemente no pueden parar de trabajar.explicó un amplio reportaje publicado por el The New York Times.
El reporte, retomado el martes por el portal Infobae, contó el caso de Leonardo Meneses Prado, quien seguía atendiendo su puesto de hamburguesas en su acera habitual de Ciudad de México.
“No puedo parar”, si no vendo, no como. Así de fácil”, dijo.
Las economías latinoamericanas ya eran frágiles incluso antes de la llegada del coronavirus, agregó el reporte. Pero ahora que los esfuerzos gubernamentales contra la pandemia paralizan la actividad económica, la perspectiva es mucho peor.
Y no hay sector de la sociedad de América Latina más vulnerable a los impactos económicos y de salud de la pandemia que los trabajadores que laboran en la vasta economía informal del continente, explicó el reportaje.
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Estos trabajadores son una mayoría en la región y viven al día, con ahorros escasos o inexistentes y una red de seguridad social muy limitada, acotó el reportaje.
Conforme se ha propagado la pandemia, muchos de ellos han empezado a estar en mayor peligro de contraer el virus pues trabajan en rubros que los obligan a estar en contacto con extraños y al final del día se retiran a descansar en viviendas hacinadas.
“Van a verse muy perjudicados”, dijo Santiago Levy, economista mexicano y socio sénior en la Brookings Institución en Washington, D.C.
Las consecuencias serían especialmente amplias y salvajes en México, donde los trabajadores informales, según el gobierno mexicano, generan casi una cuarta parte de la producción económica.
López Obrador ha esperado para aplicar medidas más estrictas de salud pública para no desestabilizar la economía de manera prematura. Su mayor preocupación, ha dicho, son los pobres del país, que constituyen su base política.
Algunos críticos han señalado que al retrasar lo inevitable, López Obrador le ha dado al virus más oportunidad de infectar a un mayor porcentaje de la población empobrecida de México.
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“Una cosa es seguir teniendo montones de personas que viven al día y otra es tener a miles que se mueran de esto cada día”, dijo Jesús Silva-Herzog Márquez, profesor en la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey.
El martes, funcionarios mexicanos anunciaron que, debido a un cambio en el comportamiento de los contagios, se impondrían protocolos más estrictos y se cancelarían los eventos de más de cien personas. También llamaron a suspender los trabajos que requerían que los empleados se trasladaran a oficinas.
Y durante el fin de semana, el gobierno de López Obrador empezó a instar a los mexicanos a quedarse en casa. Pero la medida no era obligatoria. Y muchos no pueden trabajar desde casa ni ausentarse del trabajo durante semanas.