La acusación de EE. UU. contra Nicolás Maduro y algunos de sus lugartenientes, de cooperar con la guerrilla colombiana para utilizar Venezuela como trampolín para traficar drogas hacia el país del norte, asemeja el caso del exdictador panameño Manuel Noriega, capturado por los estadounidenses en 1990, casi bajo los mismos cargos.
Pero, a diferencia de Noriega, que fue condenado en una corte de Miami tras haber aceptado recibir 4,6 millones en sobornos de la guerrilla colombiana para traficar cocaína desde Panamá, las posibilidades de que EE. UU. lleve al banquillo a Maduro son escasas, dijeron analistas al diario El Nuevo Herald.
El caso del general Noriega fue la primera vez que un tribunal de Estados Unidos presentó cargos contra un jefe de Estado en funciones.
El ejército estadounidense capturó a Noriega tras una invasión a Panamá en 1989, pero llevar a Maduro ante la justicia es aún menos probable, opinaron varios expertos.
A diferencia de Noriega, Maduro aún tiene algún apoyo popular y, sobre todo, continúa disfrutando del respaldo del mando superior del ejército venezolano, dijo el reporte.
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“No veo la posibilidad de una acción militar similar a la invasión de Panamá en 1989, que resultó en la captura de Manuel Noriega; hay mucho menos interés nacional en destituir a Maduro que en destituir a Noriega”, dijo en un comunicado Lawrence Gumbiner, consultor internacional en Colombia y exdiplomático estadounidense.
Gumbiner agregó: “Tiene que ver más con la política electoral en los Estados Unidos, particularmente en la Florida, que con generar un cambio significativo en Venezuela”.
Otro analista, Eric Farnsworth, vicepresidente de la Sociedad de las Américas y el Consejo de las Américas en Washington, D.C., dijo que la repetición de una acción de ese tipo es poco probable.
“El hecho de que alguien esté bajo acusación no significa necesariamente que la policía vaya y los detenga”, dijo.
En una señal de que Maduro probablemente está seguro en casa, el gobierno estadounidense está ofreciendo una recompensa de $15 millones a cualquiera que brinde información que ayude a su captura, acotó El Nuevo Herald.
Maduro no abordó directamente las acusaciones del jueves, pero pasó esta semana advirtiendo a la nación que Washington y sus aliados en Colombia conspiraban para intentar lanzar un golpe de Estado en medio de la crisis generada por el coronavirus.
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El jueves en la tarde, la oficina del Fiscal General de Venezuela dijo que estaba abriendo una investigación sobre el rival de Maduro, Juan Guaidó, y un ex general, Cliver Alcalá, por planear un golpe. Alcalá, exiliado en Colombia, también fue nombrado en la acusación del jueves.
El núcleo del caso judicial presentado el jueves por los Estados Unidos es que el predecesor de Maduro, Hugo Chávez, ordenó a sus aliados de confianza en el 2005 que se hicieran cargo del tráfico de drogas en el país. Necesitaba involucrarse en el narcotráfico para ayudar a las FARC, una organización de izquierda, a apoderarse de Colombia y dañar a Estados Unidos.
Esa acusación no ha convencido a todos, dijeron los analistas entrevistados por El Nuevo Herald.
“El gobierno de Estados Unidos necesitaba demostrar que se trataba de un caso resuelto, y no lo hizo”, dijo Geoff Ramsey, analista de la Oficina de Washington para América Latina.
“La evidencia que presentaron contra Maduro sugiere que esto tiene que ver más con la política que con las drogas”, advirtió.
Mientras que el fiscal general William Barr afirmó que Maduro estaba tratando de “inundar” a los Estados Unidos con cocaína, los datos del gobierno del propio gobierno estadounidense muestran que Venezuela no es una ruta principal para la cocaína con destino a los Estados Unidos, dijo Ramsey.
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“Venezuela no está cerca de ser un país de tránsito primario para la cocaína con destino a Estados Unidos”, dijo.
“Si el gobierno de EEUU quisiera abordar el flujo de cocaína, se centraría en la corrupción en lugares como Honduras y Guatemala, ambos gobiernos que la administración ha mimado en los últimos años”.
Si el objetivo final de Washington es romper el estancamiento político y propiciar una transición en Venezuela, no está claro si la nueva acusación lo logrará, añadió el reporte.
“Es difícil decir si la acusación hace que un resultado negociado sea más o menos probable”, dijo Farnsworth.
En última instancia, la amenaza de arresto podría hacer que Maduro siga atrincherándose y se aleje aún más de posibles negociaciones, dijo Farnsworth.
Gumbiner aseguró que la acusación del jueves “hará poco para cambiar la situación en el terreno en Venezuela”.
“Refuerza el hecho bien conocido de que el gobierno venezolano ha participado y apoyado el narcotráfico, pero eso no creará el impulso político para amenazar el control que tiene Maduro”, dijo.