Baterista de Pink Floyd tiene la colección de autos más espectacular del mundo

Nick Mason, baterista eterno de Pink Floyd, es uno de los propietarios más famosos de los pocos Ferrari GTO de principios de los años 60 y su patrimonio ronda los 35 millones de euros
Baterista de Pink Floyd
 

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Nick Mason, el eterno baterista de la agrupación Pink Floyd, posee uno de los garajes más codiciados del planeta y es un apellido ilustre entre los coleccionistas de autos del mundo.

Mason es el único integrante de la legendaria banda británica que estuvo presente en cada uno de sus álbumes y también el creador de algunas de las composiciones más populares, como “Echoes”  o “Time”.

Pero a la par de millones y millones de copias vendidas en todo el planeta durante décadas, Mason fue moldeando también su apellido entre los coleccionistas de autos clásicos, rubro en el que puede darse el lujo de ostentar uno de los garajes más fantásticos del mundo del rock.

En la localidad de Cotswolds, Inglaterra, Mason tiene en un hangar unos 50 clásicos de los más valiosos de la historia automotriz, aunque se estima que por sus manos han pasado más de 300 vehículos durante los últimos 40 años.

A Mason se lo asocia inmediatamente con uno de los clásicos más codiciados, como es la Ferrari GTO. Él es uno de los propietarios más famosos de esta joya, con la que suele participar en festivales de velocidad de clásicos, como Goodwood.

La presencia de los Mason en los festivales por supuesto siempre genera gran atracción para figuras de renombre, ex pilotos, fabricantes, coleccionistas, fanáticos.

Sus mejores fotos y las imágenes más emblemáticas lo muestran con su Ferrari GTO, tal como él mismo reconoce, su auto preferido. Pero también guarda en su selecto grupo de intocables un potente Bentley 4 1/2 Litre negro que perteneció durante más de 35 años a su padre.

“Mi primer coche de banda de pago fue un Lotus Elan. Era un coche nuevo en ese momento. Su número de matrícula era 21PF, lo que me parecía muy apropiado”, contó Mason en una entrevista para Bloomberg.

En su hangar también descansa un Aston Martin rojo que fue el primer auto que pudo comprarse con el dinero ganado como baterista de Pink Floyd. Ellos se entremezclan con una Ferrari 275 Daytona amarilla de carreras, una Bugatti T35, el modelo de los años 20 que inició la leyenda de la marca, y un Jaguar D-Type, entre otros clásicos.

 

 

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