La agricultura en Cuba no avanza.
Si revisamos la prensa estatal, veremos campos florecientes, esfuerzos decisivos y planes que se sobrecumplen, pero cada vez al gobierno le resulta más difícil ocultar la realidad.
Durante la última sesión del Parlamento cubano, por ejemplo, se invocaron sequías y huracanes a la hora de justificar el deprimido panorama de la producción agrícola en Cuba, pero no hubo forma de esconder que se produce mal y poco, y que la oferta que llega a la población no tiene la calidad ni los precios que esta espera.
“Persisten las insatisfacciones de los consumidores por la no correspondencia de la calidad de los productos que se ofertan con sus precios, la poca sistematicidad de las administraciones de las unidades comercializadoras de estar actualizando las calidades en la medida que esta se va deteriorando, violando las normas de protección al consumidor”— reconoce una nota del portal oficialista Cubadebate.
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Asimismo, la demonización de la iniciativa privada sigue siendo la norma:
“Los llamados carretilleros se apoderaron de la distribución de los productos agrícolas, esto fue una deficiencia por lo que estamos trabajando en recuperarnos en ese sentido. Hay que entender que Acopio protege a la población”— agrega la reseña.
Los rendimientos agrícolas cada año son peores: la burocracia, la falta de recursos de todo tipo y el excesivo control del Partido Comunista no permiten mejorar estos resultados.
Y ante cada fracaso la estrategia del gobierno consiste en más reuniones, más control, menos trabajo real en los campos.
La imagen de los mercados desabastecidos y la opinión de la gente es la mejor estadística del estado actual de la agricultura cubana.