La feminista y activista social cubana Marta María Ramírez relata cada semana su experiencia con la maternidad a través de su columna Martazos, en la revista digital OnCuba.
A sus 42 años Marta decidió asumir la maternidad siendo una mujer soltera en Cuba, sin dudas una experiencia digna de ser contada.
En la Isla persisten a la vez estereotipos sociales que discriminan a la mujer con un deprimido panorama económico que hace que cada vez las personas se animen menos a tener hijos.
Por otra parte, la condición de mujer y madre puede ser un obstáculo grande en diversos ámbitos.
“Siempre quise trabajar para el MININT por todos los beneficios. Pero qué decepción cuando informaron que solo buscaban psicólogos varones... Internamente me enteré, con amistades, que en los últimos años habían entrado mujeres y que en poco tiempo salían embarazadas y que esto suponía un problema. No me sentí mal por ser mujer y poder tener ese milagro, me sentí mal por la decepción al pasar cosas como esas y justamente en ese sector”, contó una joven identificada como Celia a un reportero de ADN CUBA.
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Según estadísticas oficiales, Cuba alcanzó al cierre de 2018, por segundo año consecutivo, la tasa de mortalidad infantil más baja de su historia, con 4,0 por cada mil nacidos vivos.
La cifra de interrupciones voluntarias, sin embargo, no ha dejado de crecer en los últimos años, lo cual incide en el número de nacimientos y en consecuencia en el reemplazo de generaciones.
El aborto en Cuba es un derecho, y muchas mujeres lo utilizan como una manera segura y legal de terminar un embarazo no deseado.
En Isla de la Juventud, por ejemplo, en 2018 se registraron 900 nacimientos y cerca 1200 abortos, sin incluir la llamada regulación menstrual, según una nota de la Agencia Cubana de Noticias.
Entre las provincias de Cuba, La Habana tiene la menor tasa de fecundidad del país, y Guantánamo la mayor.
