El 76,1 % de los migrantes de Guatemala, Honduras y El Salvador que dejaron sus respectivos países y llegaron a México lo hicieron huyendo de la violencia generalizada por la presencia de pandillas, según los hallazgos de una encuesta, publicados este jueves
La Encuesta Nacional de la Población Refugiada en México (ENPORE 2017), que inició en la administración del presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018), indicó que tras la violencia generalizada a causa de las pandillas, se colocaron extorsión/hostigamiento (34,7 %) y agresión/acoso (29 %).
Sin embargo, el delito de extorsión es generalmente cometido también por miembros de pandillas, agrupaciones delictivas que controlan buena parte de territorio de Guatemala, Honduras y El Salvador.
En los territorios bajo su control, quienes no pagan las sumas de dinero exigidas por los pandilleros, acaban por lo general asesinados o forzados a dejar sus lugares de origen.
Guatemala, Honduras y El Salvador conforman el llamado Triángulo del Norte, de donde miles de personas salen cada día, como indocumentados, hacia los Estados Unidos, atravesando México, aunque un buen porcentaje se queda en México.
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En el largo y peligroso trayecto, el problema más común que enfrentaron las personas refugiadas en su camino a México fue el asalto (43,2 %), seguido de la violación de sus derechos humanos (12,2 %).
Sobre el grado de estudios, el ejercicio mostró que más de la mitad (62,6 %) de las personas refugiadas tiene como máximo grado de estudios entre la primaria y la preparatoria completa.
Mientras 14,2 % no terminó ningún grado de estudios y 10,5 % terminó la licenciatura.
De los niños, niñas y adolescentes en edad escolar, 67 % no asiste a ninguna institución educativa, por razones como la falta de documentos o su muy reciente llegada al país.
En el tema laboral, la mayoría de las personas refugiadas informó que dependen de empleos eventuales y sin contrato (74,3 %) en México y casi la mitad (47,2 %) de las personas refugiadas dijeron sentirse muy integradas en el país y 29,3 % algo integradas, mientras que sólo 1,3 % dijo sentirse nada integrada.
La ENPORE 2017 tiene como objetivo dar a conocer el perfil socioeconómico y demográfico de las personas solicitantes de la condición de refugiado y con protección complementaria, en comunidades de acogida.
Además permite conocer la situación socioeconómica y demográfica de las personas refugiadas en México.
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En el ejercicio estadístico, que toma los datos del 2017, participaron el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas (UPMRIP) y la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR).
La encuesta se llevó a cabo entre agosto y septiembre de 2017 y su levantamiento fue mediante entrevistas cara a cara en los estados con mayor número de personas refugiadas Chiapas, Ciudad de México, Baja California, Estado de México y Tabasco.
En total, el documento concentra datos de 777 personas refugiadas y 208 personas solicitantes de la condición de refugiado, provenientes de 13 países y cuatro continentes; además de 2,801 miembros de las comunidades locales.
Todas las personas refugiadas que participaron en la ENPORE 2017 solicitaron su condición de refugiado entre 2012 y 2017 y llegaron a México entre 2006 y 2017.
(Con informes de Efe)