La izquierda americana, representada por el Partido Demócrata y sus grupos radicales de presión, como BLM y Antifa, en estrecha alianza con la mayoría de los medios tradicionales de prensa y los cada vez más influyentes monopolios de las redes sociales, sueñan con ver en todos los titulares del miércoles la frase “Biden derrota a Trump”. Y es que todavía no han podido digerir lo que pasó hace 4 años, cuando Trump arrasó a Hillary Clinton, la favorita de todos ellos, a pesar de que las encuestas, salvo raras excepciones, no le daban posibilidades de ganar.
Ahora, la situación no ha cambiado mucho. El ambiente político está tan, o más enrarecido, que entonces. Las encuestas lo ponen perdedor en la mayoría de los estados péndulo, incluyendo el siempre decisivo Florida, que son los que deciden la elección. La prensa sólo habla del coronavirus para culpar a Trunp de la epidemia, aunque nunca dicen que la peor gestión del virus chino ha sido justamente en los estados gobernados por los demócratas: Nueva York, California y Nueva Jersey. Los tres lideran los números de muertes. Jamás hablan de cómo se opusieron a las medidas del presidente de cerrar fronteras, porque eran xenofóbicas y racistas. Jamás hablan de que el gobernador Cuomo se opuso a suspender la festividad del año chino en Nueva York en medio de la pandemia, aunque Trump se lo recordó a Biden en el último debate.
Tampoco dicen que a pesar de la crisis de salud y del mayor cierre económico de la historia, con la pérdida de millones de empleos, la economía está en franca recuperación, y que los números macroeconómicos de hoy son incluso mejores que los que tuvo Obama en la mayoría de sus 8 años en el poder. E incluso mejores de los que tuvo Roosevelt durante sus mandatos previos a la economía de guerra, que fue la que lo salvó de sus desastrosos manejos de la economía durante la Gran Depresión. Del pico más alto de desempleo que alcanzó el 14,7% en abril, cayó a 8,4% en agosto, a pesar de un cierre forzoso de varios meses, y a 7,9% en septiembre. Hay que recordar que esta crisis ha sido mucho más grave que la crisis financiera que llevó a Obama al poder. Hay que recordar que, en 2011, tras tres años en el poder, el desempleo era de 8,5%, y en el 2012, tras 4 años, de 7,9%, justo la misma cifra que tiene Trump ahora, a pesar de que la crisis que vivimos es mucho más grave de la que tuvo que enfrentar Obama, cuyo mal manejo de la economía, al igual que hiciera FDR, alargó la crisis y destruyó los salarios.
Pero la prensa y los encuestadores tienen una larga lista de desaciertos en las elecciones presidenciales. Nadie daba ganador a Truman frente a Dewey. Jimmy Carter aventajó a Ronald Reagan a principios de 1980 en las encuestas presidenciales. Michael Dukakis tenía amplia ventaja sobre George HW Bush en 1988. John McCain estuvo por delante de Obama en 2008. Y en 2012 Romney tuvo ventaja sobre Obama. Nadie daba ganador a Trump frente a Hillary. Y Bill Clinton sólo ganó porque Perot fue un Caballo de Troya que dividió el voto republicano-Clinton consiguió ganar las elecciones en 1992 con menos votos que el perdedor demócrata Michael Dukakis, en 1988.
La situación de Trump no es novedosa, según las encuestas, tiene menos del 50% de popularidad, y la tradición dice que cuando un presidente ha ido a la reelección con baja popularidad ha perdido. Le sucedió a Carter y le sucedió a Bush, padre, aunque en el caso del primero llegó a liderar las encuestas, y en el caso del segundo, su derrota se la debió a Perot.
Trump, como Truman, tiene a toda la prensa en contra, y como Truman, tiene al “estado profundo” conspirando contra él. El FBI de Hoover conspiró con la campaña de Dewey contra Truman. El FBI de ahora ha conspirado contra Trump de muchas maneras, pero es notable cómo ha alargado la investigación que le sigue a Hunter Biden por lavado de dinero desde 2019. El FBI de Comey conspiró con Obama y Biden para inventar una supuesta colusión de Trump con Rusia, basándose en un informe falso pagado por la campaña de Hillary Clinton. Obama, Biden y Hillary están libres, cuando deberían estar presos, o cuando menos investigados.
La prensa y los encuestadores nos venden a Biden como el hombre que, tras 47 años como político y 8 de ellos como vicepresidente, hará, como mago sacando conejos del sombrero, todo lo que hasta ahora no ha hecho. Nos lo venden como la solución a todos los problemas del país. Nos lo venden como líder de la clase obrera, cuando nunca ha trabajado en su vida ni ha creado una sola fuente de trabajo, pero se ha enriquecido como político. Nos lo venden como honesto, pero está involucrado en negocios sucios, con su hijo Hunter, a través del tráfico de influencias con Ucrania, Rusia y China. Nos lo venden como defensor de los negros, pero es el responsable de enviar a la cárcel a miles de hombres negros, al igual que hizo su candidata a la presidencia Kamala Harris en California cuando era fiscal.
En cambio, Trump, el millonario al que han acusado de ladrón, racista, corrupto y xenófobo, es el que ha logrado que suban los salarios, que los negros tengan mejores oportunidades de negocios y financiamiento para sus universidades, y que los negros e hispanos tengan el menor índice de desempleo de la historia. Y mientras la prensa se hace eco de los halagos de las élites de Hollywood a Biden, Trump hace actos masivos con la clase obrera y la clase media de Estados Unidos. Mientras Trump habla de reabrir la economía y reencaminar el país. Biden dice estupideces contradictorias como que va a cerrar el país, para luego retractarse y decir: “no voy a cerrar el país, voy a cerrar el virus”. Y después resulta que Trump es el ignorante, pero nadie le explica a Biden cómo funcionan los virus.
Y mientras la prensa dice que Biden es un líder, y éste se oculta en el sótano de su casa, Trump recorre el país, llegando a tener hasta cinco actos de campaña en un día. Mientras la prensa destaca que Biden regresará a la era Obama, Trump sigue apelando a los americanos de la "América Profunda" de Faulkner que lo llevaron al poder, a los desclasados. Mientras la prensa dice que Trump es antihispano, Trump aumenta el apoyo de los hispanos. Mientras la prensa dice que Trump es racista, Trump recibe más respaldo de los negros. Mientras la prensa dice que Trump es condescendiente con los tiranos, Trump le aprieta las tuercas a Castro, Maduro y Ortega. Mientras la prensa dice que es un guerrerista, logra la paz entre Israel y varios países musulmanes.
El 3 de noviembre, el"América Primero" de Trump nos enfrenta a una gran encrucijada: se continúa la gran revolución conservadora de Donald Trump, mientras la prensa y los encuestadores se entierran bajo el descrédito absoluto. O los estadounidenses se equivocan al votar, como pocas veces en la historia, y ponen en la Casa Blanca a un político inepto y corrupto, que traerá con él a una peligrosa claque de izquierdistas y marxistas, como Kamala Harris, Bernie Sanders, Ocasio Cortés, Tom Pérez y Barack Obama.
Las encuestas parecen, como en 2016, estar fuera de la realidad. Esa realidad en la que se ve un enorme entusiasmo popular de apoyo al presidente. Incluso mucho más visible que hace 4 años. Mi vaticinio: Trump ganará, y la izquierda rabiosa armará grandes disturbios, pero Estados Unidos saldrá vencedor.