Kamala Harris, entre el sexo, la raza y la política

Su pasado amoroso con Willie Brown, exalcalde de San Francisco, su actual esposo blanco, sus orígenes raciales, y de cómo esto se relaciona con su carrera política, son parte del escrutinio al que será sometida Kamala Harris.
Kamala y Brown
 

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En cuanto Kamala Harris fue seleccionada por Joe Biden como su compañera en la fórmula demócrata para las elecciones presidenciales, el escrutinio sobre su vida  explotó por todos lados, excepto en la Media tradicional, que en lugar de hablar del pasado político y personal de Harris, como hicieron de inmediato con Donald Trump cuando se postuló para las elecciones de 2016, se dedicaron a exaltar a la senadora y a destacar que era la candidata perfecta para acompañar a Biden, además de anunciar con bombos y platillos la enorme recaudación de dinero que le había inyectado a la campaña en apenas 24 horas.

Pero Kamala Harris es una figura cuando menos controversial. No vamos a hablar aquí de su trabajo como fiscal en California, porque eso ya lo dejamos claro en nuestro artículo Kamala Harris asegura que eliminaría el embargo a Cuba, sino que vamos a hablar de su pasado amoroso con Willie Brown, exalcalde de San Francisco, de su actual esposo blanco, de sus orígenes raciales, y de cómo esto se relaciona con su carrera política.

Harris salió con el exalcalde de San Francisco y presidente de la Asamblea Estatal, Willie Brown,  supuestamente, entre 1994 y 1995, aunque nadie sabe en realidad cuánto tiempo duró ese amorío, pues Harris y Brown siguieron siendo muy cercanos, al menos hasta el 2003. Cuando la relación amorosa comenzó, Brown era 31 años mayor que Harris. Harris era una joven y atractiva abogada, de 29 años, y Brown era un hombre entrando en la tercera edad, bastante poco agraciado, pero con gran poder político en San Francisco. En  su calidad de presidente de la Asamblea Estatal, Brown la nombró para dos puestos políticos de gran relevancia, que le dieron el impulso que necesitaba la carrera política de Harris: primero en la Junta de Apelaciones del Seguro de Desempleo de California y luego en la Comisión de Asistencia Médica. En lo que es un claro caso de nepotismo y tráfico de influencias, Brown usó su poder para promover a su amante.

“Sí, salimos. Fue hace más de 20 años. Sí, es posible que haya influido en su carrera al nombrarla para dos comisiones estatales cuando era presidente de la Asamblea”, aceptó Brown recientemente.

Brown era un hombre legalmente casado, aunque la prensa socialista de Estados Unidos defiende a Harris, diciendo que Brown llevaba 10 años separado de su esposa Blanche Brown. Sin embargo, el periódico Daily Mail asegura que Brown y su esposa llevaban solo dos años separados, cuando Brown asumió el cargo de alcalde de San Francisco en 1996. Kamala Harris había estado todo el tiempo junto a Brown durante la campaña, pero el día que ganó la elección, quien estaba en el escenario, al lado de Brown, era su esposa Blanche. Esto, a pesar de que la prensa esperaba que quien estuviera fuera su “atractiva joven novia, Kamala Harris, su compañera constante". Un desplante que Harris no debe haber perdonado nunca, porque representó una clara humillación pública. El columnista Herb Caen declaró que "lo sucedido sorprendió a todos, pues Brown y Harris le habían dicho que se casarían". Un indicio de que la relación no era un simple affair, como lo han querido hacer ver desde que Biden la eligió.

Se supone que cuando Harris lanzó su primera y exitosa candidatura política a un cargo, en 2003, y fue elegida como la primera mujer fiscal de distrito de San Francisco, la relación con Brown había terminado. Sin embargo, no existía ninguna enemistad o distanciamiento visible entre ambos, de lo contrario hubiera sido muy difícil que hubiera podido aspirar al cargo. Y por lo tanto, tampoco es imposible que siguiera habiendo algún tipo de relación sentimental. De hecho el propio Brown lo dice así: “Ciertamente, sí la ayudé con su primera carrera para fiscal de distrito en San Francisco”.

Pero después de que fue elegida como fiscal de distrito, parece que Harris se sintió con el suficiente poder o con el suficiente conocimiento de información personal, como para romper con su viejo amante, e incluso amenazarlo. Brown dijo que, después de electa, Harris le mandó un mensaje diciendo “que sería acusado formalmente si siquiera caminaba imprudentemente". En el mundo de la política todos saben qué significa un mensaje como ese, y todo lo que se puede esconder detrás.

Antes de ser electa en 2003, Harris dijo, refiriéndose a Brown: “no puede controlarme. Su carrera ha terminado. Estaré viva y coleando durante los próximos 40 años. No le debo nada”. Pero en realidad, como las propias declaraciones de Brown lo reflejan, al menos hasta 2003, se lo debía todo.

Un titular de Teaparty.org definía la relación de Harris y Brown así:  "Flashback: Kamala Harris lanzó su carrera política en el dormitorio como amante del alcalde casado Willie Brown".

Harris ha descrito a Brown como “un albatros colgando de mi cuello”.

Harris ha sido vendida por la prensa izquierdista, e incluso por la conservadora FOX, como la primera mujer negra en aspirar a la vicepresidencia de Estados Unidos. Pero, ¿en realidad es Kamala Harris una mujer negra?.  No, no lo es. Al menos, no desde el punto de vista racial-idependientemente de como ella quiera percibirse así misma, que es otro cuento-, como tampoco lo era el expresidente Barack Obama. Porque diga lo que diga la construcción de un arquetipo políticamente correcto, la evidencia genética lo niega. Ambos son, racialmente, mestizos. Él, hijo de un negro nigeriano y una madre estadounidense blanca. Ella, hija de una madre de la india y un padre negro de Jamaica. Obama era lo que todos conocemos como un mulato, un término de completa aceptación en los países de habla hispana, pero que en Estados Unidos es peyorativo. El término, que viene de mulo, en el sentido de híbrido, fue aplicado primero a cualquier mestizo, aunque con el tiempo fue quedando sólo para la mezcla de blanco(a) con negra (o).

Entonces, siendo estrictos, Kamala Harris sería eso, una mujer mestiza, a falta de mejor definición racial. Ahora bien, Harris tampoco puede ser considerada como afroamericana, por mucho que la izquierda lo quiera vender así. A Obama lo metieron con fórceps en esa clasificación, más política que étnica, porque uno de sus padres era nacido en Estados Unidos, pero en realidad era un mulato descendiente de un afro-nigeriano. En el caso de Harris, quien es hija de inmigrantes, y,  por lo tanto, no es una descendiente de afroamericanos, sino de un afro-jamaicano y una mujer india, ni siquiera a la fuerza entra en esa clasificación.

El otro elemento racial-amoroso de Harris, es que desde 2014 está casada con el abogado Douglas Emhoff, un hombre blanco, algo que tampoco es bien visto entre la comunidad negra de Estados Unidos, que es bastante reticente a los matrimonios interraciales, pero, mucho más, cuando es la mujer quien tiene una pareja de la raza blanca. Le pueden preguntar a la actriz Halle Berry, quien a pesar de que ha dicho “Soy negra y creo en la teoría del one-drop rule (regla de una gota)” -una de las cosas más absurdas,  impuesta por la corrección política para propagar una falsa hegemonía sanguínea en los cruces raciales, que no se sostiene desde el punto de vista científico-, sufrió el racismo, porque era multirracial,  como la define la organización Blackpast, o no suficientemente negra, en el suburbio de población negra donde vivió su niñez.

Kamala Harris quizás tenga que preguntarle a Joe Biden si cree que su esposo blanco, como él ha dicho, también es culpable de ese “racismo que en Estados Unidos es institucional y que es un problema del hombre blanco que afecta a la gente de color”. Y de paso pedirle que, públicamente, le pida disculpas por sus comportamientos racistas en el pasado, tal y como ella le señalara durante las primarias demócratas. Aunque parece que el simple hecho de que Estados Unidos haya tenido a Obama de presidente y a Kamala Harris de candidata a la vicepresidencia, no deja muy bien parada la, desde todo punto de vista, falsa narrativa esgrimida por Biden.

Algo si parece seguro en toda esta historia, y es que los amores y el ascenso político de Kamala Harris, gracias a una relación sentimental con un poderoso político, dará mucho de qué hablar en lo que resta de contienda. Quizás, el mejor indicio de esto, es el hecho de que cuando el Daily Mail le preguntó a Blanche Vitero, la exesposa de Brown, sobre la nominación de Kamala Harris, su respuesta fue echarse a reír.

No cabe duda, de que Biden, quien frecuentemente se mete en problemas cuando habla de temas raciales, ahora está entre las patas de los caballos, al elegir a una compañera de fórmula que, como dice el viejo dicho,  "tiene mucha cola para que le pisen".

 

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