El de policía es un trabajo ingrato muchas veces. Ante la creciente corrupción, algunos tienden a mirar despectivamente y con desconfianza a los agentes del orden y la ley, como si todos mereciesen ser juzgados por la condenable conducta de unos, que quizás ni mayoría sean en ningún cuerpo policial.
Los policías, a menos que se pruebe la ineficiencia y poca profesionalidad de cada cual, deberían verse ordinariamente como veladores y guardianes del bienestar colectivo, así como lo más cerca que hay en el día a día, junto a bomberos, guardabosques, rescatistas, médicos y todos aquellos que coadyuvan a la vida, a los héroes que todos ansían admirar.
Un reciente episodio sucedido la madrugada de este martes en el condado de Miami Dade así lo demuestra. Resulta que un oficial de policía, sin tener que acudir a artificiosos trajes o poderes especiales, salvó a una familia de los potenciales efectos devastadores que para su salud, o vida, hubiese tenido un incendio que se produjo en el cobertizo del domicilio familiar.
Según comunicó el Cuerpo de Bomberos del condado, citado por CBS News, el oficial conducía por el vecindario cuando vio las llamas detrás de una casa. Rápidamente, fiel a su compromiso con el bienestar humano, se detuvo para comprobar lo que sucedía y, al detectar el cobertizo en llamas, llamó a emergencias y despertó a la familia para sacarlos de la casa y evitar cualquier daño.
Gracias a la alerta del oficial, los bomberos llegaron oportunamente y extinguieron el fuego, cuyas causas aún están bajo investigación.
Por acciones como las de este oficial, de momento anónimo, es que a los policías no se les debe despreciar. Más allá de las reprochables conductas de algunos, muchos son héroes de carne y hueso, capaces de poner en peligro su vida por la de los demás.
