Desde que se detectaron los primeros casos en diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan, la comunidad científica se afana por escudriñar el coronavirus SARS-CoV2, porque solo así, conociendo su evolución, su genética y su actividad en las células humanas, se puede afinar en tratamientos y vacunas.
Pero, ¿qué se sabe de este virus que había infectado a más de 622.000 personas en todo el mundo hasta el mediodía del 28 de marzo? ¿Qué proteína usa para entrar en las células humanas? ¿Cuánto tiempo puede permanecer en aerosoles y en superficies de plástico o de cobre? ¿Puede una persona contagiarse dos veces? Y las embarazadas, ¿lo pueden transmitir a sus hijos?
Estas son solo algunas de las preguntas que investigadores de todo el mundo tratan de contestar porque "cuanto más se conozca del virus que causa la enfermedad COVID-19 más se afinará en los tratamientos y en las vacunas", recuerda a EFE el científico español Raúl Rabadán, de la Universidad de Columbia en Nueva York (Estados Unidos).
Y esto está siendo posible, y a mayor velocidad que en el pasado, porque ahora existe tecnología puntera que ha permitido, por ejemplo, que la secuenciación del genoma de este nuevo coronavirus en distintos pacientes se conociera en pocos días y se compartiera en bases de datos genómicas abiertas a toda la comunidad científica.
Los antepasados del virus
Precisamente, el análisis de la composición genética del virus aislado de más de cien pacientes de todo el mundo y su comparación con virus en animales, fue lo que permitió al equipo de Rabadán dibujar un mapa de la evolución del coronavirus, el cual dio pistas sobre sus antepasados y sobre los cambios genéticos que le han permitido entrar en las células y mantener la infección en humanos.
La composición genética de un virus, dice Rabadán, tiene información muy precisa del origen, de los mecanismos de adaptación a un nuevo huésped, en este caso de la adaptación a humanos, y de cómo está evolucionando a medida que se transmite en la población.
El coronavirus de Wuhan es muy parecido a otros virus aislados en murciélagos y se asemeja en ciertas partes de su genoma al SARS, síndrome respiratorio agudo severo, de 2003: en concreto, se sabe que un ancestro del nuevo coronavirus tomó parte del genoma de un antepasado de SARS (de ahí que se llame ahora al virus SARS-CoV2).
Este proceso de coger parte del genoma de otro ―recombinación― le permitió adquirir "nuevas habilidades" como la de entrar en células humanas. En concreto, se piensa que el nuevo coronavirus, en un momento que el equipo de Rabadán establece en 2009, tomó información de una proteína llamada "Spike" de ese antepasado del SARS; esta proteína es la llave que el virus necesita para entrar en la célula.
Por lo tanto, en el caso del virus originado en China esa llave es la misma que en SARS.
Y el virus es capaz de entrar en la célula humana gracias a esta proteína "Spike" (la llave) que se une a otra denominada ACE2 (la cerradura), que se encuentra en nuestras células y cuya estructura completa fue recientemente publicada en Science por científicos chinos.
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El virus puede permanecer tres horas en aerosoles
El tiempo medio de incubación de este virus que se transmite por gotículas despedidas al toser o estornudar, o por tocarse con las manos contaminadas los ojos, nariz o boca es de 5,1 días, por eso, advierten los expertos, la cuarentena de 14 días parece razonable.
Este virus se propaga más fácilmente que el SARS (una persona lo puede transmitir con síntomas leves e, incluso, siendo asintomática) y se estima que cada paciente puede infectar a otras dos o tres personas.
Los científicos creen, y así se publicó en The New England Journal of Medicine, que el SARS-CoV2 es detectable en aerosoles hasta tres horas, en el cobre hasta cuatro horas y en el cartón 24.
En plástico y acero inoxidable puede permanecer entre dos y tres días, pero esta vía no parece la más efectiva, avisa el ISGlobal.
En estos meses también investigadores del Hospital de la Unión de Wuhan han demostrado que las embarazadas infectadas no transmiten a sus hijos el virus, aunque son necesarios, aseguran, más estudios.
¿Qué no se sabe del virus?
Una de las incógnitas aún por aclarar es si una persona se puede contagiar dos veces, aunque ya hay estudios en macacos que dicen que no y que la infección primaria podría proteger de exposiciones posteriores.