Anciano cubano sin poder operarse ante la ausencia de cirujanos maxilofaciales

Un anciano cubano de 85 años identificado como Gilberto tiene un bulto debajo de la mandíbula izquierda y no ha podido operarse por falta de cirujano maxilofacial en la provincia de Villa Clara, donde reside.

Según publicó en su perfil de Facebook su sobrina Ana Mary Figueroa, el bulto comenzó a ser visible a mediados de diciembre de 2022 y ya han pasado más de tres meses sin solución.

En enero de 2023 el anciano se dirigió al hospital "Celestino Hernandez Robau", de la ciudad de Santa Clara, donde le realizaron varios exámenes, incluida una biopsia; sin embargo, todo está detenido por la falta de un cirujano maxilofacial que lo opere.

"Resulta que en “la potencia médica” en Villa Clara no hay médicos maxilofaciales, necesarios para poder operar", denunció la mujer.

Otros familiares del adulto mayor se dirigieron al Ministerio de Salud Pública provincial y allí el doctor al que llamaban Celestino, que era quien atendía a la población, culpó al "bloqueo estadounidense" de la fuga de profesionales del sector. 

"Lo que pasa con mi tío es una constante en los hospitales de todo el país, porque los cubanos de a pie se han convertido en desechables. Lo que le sucede hoy a él podría sucederle a tu papá, tu hermano, tu hijo, a cualquier ser querido. Al Dr. Celestino solo quiero decirle que hasta los veterinarios deben sentir empatía y amor por los animales", concluyó la cubana.

Figueroa compartió imágenes del anciano, cuyo bulto ha crecido considerablemente.

Respecto a la falta de especialistas maxilofaciales, también a finales de marzo trascendió el caso de una niña pequeña, residente en la provincia de Holguín, que sufrió una caída mientras jugaba y su madre casi le tiene que coser la herida ante la inexperiencia del personal.

En esa oportunidad dos sanitarios jóvenes le informaron a la madre que en el Hospital Pediátrico "Octavio de la Concepción y de la Pedraja" no había cirujano maxilofacial para coserle la herida a la menor.

"Ambos discutían cuál de los dos lo hacían cabiendo notar el nerviosismo de no atreverse a hacerlo. Al fin se decide la estudiante más joven. Se dispone a coser la herida sin la higiene necesaria. Cuando hace el primer punto tuve que decirle que lo retirara pues estaba mal cosido. Lo retiró, yo saco una toalla húmeda desinfestada que traía, le limpié la herida, se la acomodé para que quedara mejor y con mi ayuda pudo coser, por no decir que casi le cojo los puntos a mi hija yo. De no ser así era un desastre", contó la madre.