¿Por qué Cuba no ha comenzado a vacunar contra COVID-19?

Si Cuba salva vidas debería firmar el programa COVAX. La salud del pueblo debe ser la prioridad, no el marketing de los candidatos vacunales cubanos
 

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Cuba es uno de los cuatro países de Latinoamérica que no han comenzado a vacunar a su población contra el virus SARS CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19. Esta afirmación puede parecer extraña para algunos lectores dentro de la Isla, debido a la gran confusión que se tiene sobre el tema "campaña de vacunación".

El mal manejo de la información en los medios de comunicación estatales es intencional y pretende generar la idea de que el Ministerio de Salud Pública ya está vacunando.

En Cuba, hasta el 13 de abril de 2021 no existe ninguna vacuna y esto se debe a varias razones que no guardan relación con el embargo de Estados Unidos hacia el régimen comunista de La Habana.

La primera razón es que la dictadura rechaza que el pueblo cubano reciba millones de vacunas gratis del programa COVAX. La segunda razón es que ninguno de los candidatos vacunales cubanos ha terminado la fase III de los ensayos clínicos.

¿Qué es el programa COVAX?

COVAX es una iniciativa internacional dirigida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Alianza Mundial para las Vacunas y la Inmunización (GAVI), la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

El objetivo de este mega programa es lograr que las naciones tengan un acceso equitativo a las vacunas contra COVID-19 y ha sido firmado por 190 países, muchos de los cuales al ser economías de bajos o medianos ingresos, recibirán millones de dosis gratis. Entre los países de Latinoamérica que son receptores de vacunas sin costo alguno se encuentran Haití, Honduras, El Salvador, Granada, Dominica, Guyana, Bolivia y Nicaragua. 

Cuba es el único país de América que ha rechazado recibir vacunas del proyecto COVAX. Bien habrían hecho los administradores actuales de la nación si comenzaran a vacunar a las personas de la tercera edad y al personal sanitario con una vacuna donada por COVAX en los meses que demoran los candidatos vacunales cubanos en terminar ensayos clínicos. ¿Por qué la dictadura cubana no prioriza la salud del pueblo y comete tamaña soberbia e irresponsabilidad?
 

 

El hecho de que EE.UU sea el mayor donante de fondos para este programa mundial pudiera, en las mentes de los dictadores, dañar la reputación y autoestima del Partido Comunista Cubano (PCC). En contraste con esta decisión, regímenes aliados de la cúpula cubana, como Vietnam, Birmania, Angola y Bolivia recibieron las vacunas gratis de COVAX y comenzaron a vacunar a su población. Aun más sorprendente es que Nicaragua y Corea del Norte firmaron este programa aunque están aun pendiente de recibir las vacunas donadas.

Los candidatos vacunales cubanos Soberana 02 y Abdala se encuentran transitando la fase III de ensayos clínicos. En esta fase se evalúa la eficacia del candidato vacunal y la existencia y frecuencia de efectos adversos. Una reacción adversa grave de baja frecuencia solo se puede detectar en la fase III, donde se estudian varios miles de sujetos. Los resultados estadísticos y detalles de la fase III  tienen que incluirse en la solicitud de aprobación a las autoridades regulatorias, que en el caso de Cuba es el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED).

Si los candidatos vacunales muestran una eficacia inferior al 50 % o si se presentan efectos secundarios graves, no deben ser aprobados por el órgano regulatorio. Si los resultados de los candidatos vacunales son favorables,  l CECMED pudiera dar una autorización a dichos candidatos para uso de emergencia y así se podría comenzar a vacunar a la población durante el tiempo que demora dicho órgano regulatorio en entregar la aprobación para uso médico.

La autorización para uso de emergencia de una vacuna o de otro fármaco permite el uso en un país de medicamentos no aprobados, en escenarios de emergencia de salud, donde no existen fármacos alternativos disponibles o aprobados. Para entregar esta autorización extraordinaria, las autoridades regulatorias deben determinar que los beneficios conocidos  y potenciales superan a los riesgos conocidos y probables.

Hasta el presente día, ningún candidato vacunal cubano puede recibir una autorización para uso de emergencia debido a que ninguno de ellos ha terminado la fase III de ensayos clínicos, y por tanto se desconoce la eficacia y la seguridad de los mismos.

La sociedad civil cubana y principalmente el gremio de médicos y científicos debería exigir al régimen cubano que eche a un lado los intereses ideológicos y los planes de propaganda comercial de la industria biotecnológica cubana.

Firmar el programa COVAX le permitiría al pueblo cubano salvar vidas, en lo que se terminan de desarrollar los candidatos vacunales cubanos. Acortar este incómodo periodo de aislamiento social y medidas de contención es imperativo por la salud física y mental del pueblo, por la economía y las actividades docentes.

Si Cuba salva vidas, Cuba debería firmar el programa COVAX. La salud del pueblo debe ser la prioridad, no el marketing de los candidatos vacunales cubanos.

Escrito por Oscar Antonio Casanella

Oscar Antonio Casanella Saint-Blancard, Graduado de Bioquímica en la UH, trabajó 12 años como investigador de cáncer en el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología y fue profesor de inmunología en la Facultad de Biología de la UH durante 10 años. Recibió un entrenamiento en bioinformática en el Instituto Suizo de Bioinformática en Lausana. Cuentapropistas desde el 2012 al frente de www.qvainside.com

 

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