Hay arena, como en Varadero. Lástima que no hay mar, pero con todo ese dinero que tienen los jefes y los califas, en cualquier momento meten allí una playa que les dará tubo y raya a todas las playas del mundo.
Lo malo es el calor, pero en Cuba también hay calor y uno ya está acostumbrado. Y hasta hay camellos, como en La Habana, pero los de los Emiratos Árabes Unidos tienen cuatro patas y los de la capital cubana, ruedas. A veces.
Los cubanos tienen hoy un nuevo destino. Sin pedir visa. Sin solicitar permiso de nadie. Pagar tu pasaje y elevarse en el aire sobre la angustia y la miseria. Dejar atrás toda esa bobería de “somos continuidad” que siguen diciendo Díaz-Canel y los dinosaurios que lo han puesto, mientras el país se derrumba.
Y a lo mejor allá, en la arena de esos Emiratos, no manda el Partido Comunista, ese que ha metido la pata una y mil veces, con la economía, con la sociedad, con la cultura, con la vida. Y en la arena uno ve venir a la policía desde lejos, así que se puede estar tranquilo, y seguro tampoco hay tanto chivato, ni Seguridad del Estado, ni inspectores para cerrarte el paladar.
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Lo malo será el idioma. Pero el idioma español tiene muchísimos vocablos que vienen de esa lengua, así que en Cuba se maneja un poco de árabe: aljibe, baraja, aceite, almohada, alcohol, chisme. Lo del aceite preocupa, porque en Cuba no lo puedes pedir ni en árabe, ni en ruso ni en inglés, pero allí hay alcohol y chisme, y eso hará sentir a los cubanos que se aventuren, como en su propia casa. Y hay baño, barrio, y jinete, y talco, y rubia. Un cubano actual, si tiene baño, talco y rubia, es feliz.
Desde que lo dijo el noticiero, la gente se alborotó: nos vamos para los Emiratos Árabes Unidos. La noticia se regó como la pólvora: “los Emiratos Árabes Unidos dejará de pedir visas a los cubanos que viajen a ese país”. Pretenden con ello “fortalecer las relaciones entre ambos países y acercarlos a pesar de la distancia geográfica y las diferencias culturales”.
Y ahora que Trump cerró la llave, y que la cosa está que arde, toda tierra pudiera ser la tierra prometida. No importa que sea un emirato, ni que sea allá en Arabia. Tienen plata y seguro el pollo no escasea, ni aparecerá Randy Alonso en la televisión, ni el berebere que da las noticias dirá eso de que sobre cumpliremos todas las metas, ni que el Emirato derrotará al imperialismo, ni que la cosecha de papas fue un éxito cuando uno no ve ni papa ni cáscara, ni puré.
Y si uno se pone de suerte, a lo mejor allí hasta sirve el dinero cubano, o el CUC. Y cuando se entrene en caminar por la arena o se consigan algunos camellos, se podrá ir echando para llegar a los Estados Unidos, no importa lo que demore. Y mientras, a gozar en batilongo, que donde único no se puede estar es en esta isla con esta gente que lleva sesenta años hundiéndola.
Así que, dile a todo el mundo esta clave: eleva la baba y abre la jaiba, porque aquí “jamás jamarás jamón”. Nos vamos para los Emiratos Árabes Unidos.
Lo malo es que esa gente no come carne de puerco, pero a todo se acostumbra uno. Ya la comeremos cuando lleguemos a Hialeah montados en los camellos…