En tiempos difíciles… hasta la familia si es preciso

Esa misma prensa, a solo unas semanas de la muerte de Hansel, pone a su familia frente a la opinión pública a expresar su confianza en la transparencia de un proceso judicial que hasta ahora no se había mencionado
 

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“La familia es la familia”. Muchos crecimos con esta tautología referida a la importancia de los lazos consanguíneos. Independientemente de diferencias, problemas pasados y miserias humanas, aquellos con quienes crecimos —o ayudamos a crecer— están ahí como última línea de defensa cuando la vida aprieta. 

Muchas religiones, ideologías, códigos éticos y normas legales recogen la esencia de este precepto como parte de sus principios. La familia es la célula fundamental de la sociedad. La familia es la familia.

La historia de Cuba de las últimas seis décadas, por desgracia, almacena demasiados sucesos donde esa institución social ha resultado dañada, por varios factores, entre ellos la política, como uno de los más preocupantes y dolorosos. 

Algunos lo vivieron en carne propia. A otros nos llegan las anécdotas de quienes dejaron de hablar a sus familiares que habían decidido irse del país porque así se lo exigían en el Partido o la UJC. Jóvenes que participaron en actos de repudio a sus tíos por miedo a que le tocara una dosis de huevos a su madre. Primos que ventilaron cuestiones personales en los procesos de “profundización de la conciencia revolucionaria”. La niña con pañoleta que dijo a su padre, antes de irse por el Mariel, que su papá era Fidel. 

En 1993, el director de cine Benito Zambrano mostró en el documental "Los que se quedaron", una madre, militante comunista, que renegaba de su hijo de 16 años por asilarse en la embajada de Perú. Historias tristes. Tristes y comunes.

En los últimos días nos ha tocado ver dos sucesos que traen a la memoria los momentos más duros de esta contraposición familia-política en Cuba. 

Primero, un padre que escribe al Ministerio de Salud Pública y califica a su hijo de traidor por abandonar la brigada médica cubana en Andorra

Más recientemente, el texto publicado por Tribuna de la Habana y reproducido por Cubadebate, en el que la madre y la madrastra de Hansel Hernández —el joven baleado en Guanabacoa por un policía cubano— repudian “los intentos de utilizar el nombre y fallecimiento de su hijo para hacer campaña mediática contra Cuba” y dicen “estar a favor del proceso revolucionario”. 

La misma prensa que no habló del suceso hasta que fue desvelado por las redes sociales y los medios independientes. La misma prensa que compartió como versión oficial la narración de un youtuber anónimo que denigraba a Hansel. La misma prensa que publicó una nota oficial que enfatizaba en los antecedentes penales del joven. La misma prensa que permitió comentarios que se referían a él como “una alimaña menos que vigilar y alimentar”. 

Esa misma prensa, a solo unas semanas de la muerte de Hansel, pone a su familia frente a la opinión pública a expresar su confianza en la transparencia de un proceso judicial que hasta ahora no se había mencionado y a condenar, por igual, a quienes visibilizaron el suceso y expresaron indignación por la forma en que fue manejado. 

Algunos detalles de este texto de Tribuna, además de su pésima escritura y su estilo panfletario.

Aparece firmado con un pseudónimo: Cleo Arioza. Trabajadores del medio no conocen a esta persona. Su cuenta de Facebook no tiene imágenes personales, como foto de perfil mostraba el logo del periódico y luego de los recientes cuestionamientos a su identidad fue cambiada por un avatar. La búsqueda por autor dentro del propio sitio de Tribuna arroja un solo trabajo con esa firma: este de Hansel. 

 

 

Al parecer, no hubo vergüenza para firmar un trabajo así, seguramente “mandado desde arriba”. Es sintomático que cada día más el gobierno cubano acuda a prácticas comunicativas anonimizadas y que muchos periodistas no quieren prestar su cara para este tipo de estratagemas.

Por demás, las fotos de las dos mujeres (con pésima resolución) son en un lugar con un mobiliario más parecido a una oficina que a una vivienda: mesa redonda, sillas ejecutivas, un gran cuadro al fondo. Eso quiere decir que la prensa no fue a los hogares de estas personas, sino que fueron trasladadas o citadas a un edificio donde les tomaron estas declaraciones. El hecho de que “te lleven” hacia un lugar que puede ser el propio periódico Tribuna, Villa Marista o el Consejo de Estado, ya implica una presión extra sobre la fuente.  

 

 

Las comillas brillan por su ausencia en el texto. El redactor de la nota prefirió parafrasear antes que citar directamente a la madre y la madrastra de Hansel. ¿Por qué? ¿Fueron estas las palabras textuales de dos personas que acaban de perder un ser querido? ¿Se resume la esencia de lo dicho por estas mujeres en apoyo a la Revolución, confianza en el gobierno y condena a quienes se han manifestado por el caso de Hansel?

Paradójicamente, el título de la nota es “La dignidad de una familia cubana frente a la mentira y la manipulación”.

La prensa oficial cubana se encuentra hundida en una de sus crisis éticas más evidentes y preocupantes de los últimos tiempos, que no es otra cosa que el reflejo de la prolongada crisis de un Estado sin rumbo. Un Estado que en su escala de valores promueve, exige y promociona la incondicionalidad hacia su figura por encima, incluso, de valores básicos.

Como en el famoso poema de Heberto Padilla, En tiempos difíciles, a nosotros nos han pedido las manos, los ojos, los labios, las piernas, el corazón, la lengua. Pero no es suficiente con darse uno mismo. Para que la entrega sea completa, como en la épica bélica, es necesario ceder hasta la familia. 

 

Escrito por Gallego

Camagüey, 1986. Periodista. Doctor en Comunicación por la Universidad Iberoamericana en México.

 

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