En la primavera del 2011 recibí en mi teléfono móvil la sorprendente llamada de una tía lejana a la que no veía desde hacía más de 20 años. Vivía en Cuba y mi madre le había pasado mi número privado porque tenía algo urgente que decirme. La voz le temblaba cuando hablamos y lo primero que balbuceó fue que estaba muy preocupada por mí: la noche anterior la TV cubana había emitido en el horario estelar de su canal más visto un capítulo del serial informativo "Las razones de Cuba" en el que aparecía una foto mía con varios signos de dolar sobre mis espejuelos y se me definía, con el ruido de fondo de varios helicópteros, como un"cibermercenario" asociado a la CIA y encargado de una guerra mediática contra Cuba.
Aunque para esa época, tras varios años de editar un popular blog anticastrista, ya estaba acostumbrado a todo tipo de reacciones mediáticas, la noticia de que el medio propagandístico por excelencia durante los 60 años de revolución había empleado parte de su presupuesto en mi persona me causó cierta satisfacción. Primero, la carcajada; luego, la sonrisa. Aquella serie no gastaba en salvas: si decidían "fusilar una reputación" era porque les había dolido y estaban preocupados. Pero ese programa fue también el comienzo de una larga caravana de agresiones menos simpáticas, que llegaron, incluso, hasta mi domicilio privado en Barcelona. Algún día haré la historia en detalle, pero lo que importa aquí no es dar carnaza a la paranoia que los cubanos llevamos dentro sino tratar de entender qué mueve al gobierno cubano para lanzar, de tanto en tanto, las mismas y sobadas acusaciones contra opositores cubanos, sobre todo contra aquellos que están dentro de la isla.
En un país donde casi nadie cree ya en lo que dice la TV oficial, el video del otro día sobre José Daniel Ferrer podría considerarse material redundante. Fue hecho, originalmente, para extranjeros: varios diplomáticos dieron noticia de él antes de que saliera precedido por el bigotón de Rafael Serrano y con la musiquita trepidante que evoca la amenaza de muchos noticieros extranjeros juntos. Es un material bastante chapucero, todo sea dicho. Varias personas (aquí, aquí y aquí) han exhibido ya sus manipulaciones más groseras, cuya lista somera sería:
-El arma que empuña Ferrer en una de las imágenes es de juguete y pertenece a un video donde el líder de la UNPACU defiende justamente la idea de oposición pacífica.
-Los encapuchados armados con armas blancas que aparecen en el video fueron delincuentes a los que la Seguridad del Estado les propuso agredir a los opositores, y fue el propio Ferrer quien los presentó así en un video anterior colgado en Youtube.
-Uno de los perfiles de Facebook (Erlandi García) con acusaciones de violencia contra Ferrer fue creado ad hoc para el video oficialista.
-Todas las mujeres mencionadas por el comunicado oficial (publicado en Granma y Cubadebate) como víctimas de Ferrer tras episodios de una presunta violencia doméstica han negado pública y explícitamente esas afirmaciones.
-Varios de los declarantes contra Ferrer han sido acusados previamente de colaborar con la Seguridad del Estado.
-El médico de la prisión de Aguadores asegura en la producción oficial que el 22 de noviembre pasado Ferrer presentaba "buen estado general de salud", que se estaba "alimentando adecuadamente" e "ingiriendo líquidos" y "no corre ningún tipo de peligro su vida". No se entiende por qué aparecen en el mismo documental otras imágenes de Ferrer esposado y siendo trasladado al hospital clínico de Santiago de Cuba. ¿Si estaba en perfecto estado de salud para qué llevarlo a otro hospital?
-La idea de que Ferrer tiene numerosos antecedentes penales desde 1993 se contradice con la declaración de la Fiscalía cubana durante el proceso conocido como la Primavera Negra (en 2003).
-El video donde Ferrer (o alguien parecido a él) aparece golpeándose la cabeza contra un buró tiene trazas de haber sido editado. O bien con manipulación digital o bien acelerando una imagen incompleta y superponiéndole luego el audio de una denuncia hecha por el opositor a Radio Martí. Cubadebate llegó incluso a publicar en su cuenta de Facebook una versión "humorística" del video donde la aceleración de las imágenes -con fondo musical de Nirvana- es más evidente. Sorpende también, como ya se ha dicho, la conveniente ubicación de la cámara y la inmovilidad del oficial que custodia al opositor, como si estuviera esperando la reacción, o no lo tomase por sorpresa. Tampoco sigue el protocolo de reducir al detenido o inmovilizarlo, si atenta contra sí mismo.
Lo único novedoso de este material preparado por la Seguridad del Estado es la manera en la que usan las redes sociales para crear un equivalente de fake news con apariencia "realista". El video podrá ser una maniobra chapucera, pero muestra un interés creciente en las redes sociales de los opositores. Lo cual me obliga a volver a una vieja reflexión: todos aquellos que defienden el "uso bueno" constante de las redes sociales por parte de los opositores, ¿están también conscientes de que se han vuelto un instrumento ideal de control por parte de la policía política?
En el plano internacional, la rotunda resolución de condena del Parlamento Europeo, y los numerosos artículos publicados en los más importantes periódicos del mundo denunciando la crítica situación del disidente, han empañado la operación propagandística contra Ferrer.
Lo realmente preocupante de este video, a todas luces fallido, es que en Cuba, tras el intento por asesinar la reputación de un opositor suele venir, de forma bastante menos pública, la apuesta por la eliminación real y sin escrúpulos.