Quizás la teoría de la Relatividad de Albert Einstein resultó más digerible que la explicación dada recientemente por el ingeniero Kevin Castro, director de operación y mantenimiento de Etecsa, acerca de ‘los Gigasbytes’ supuestamente estafados a los quejicosos usuarios del servicio de datos móviles.
La choricera técnica que provocó la avalancha de memes en las redes sociales, en honor a la verdad no fue una mala definición del directivo entrevistado, más bien se debe a la chapuza del periodista del Sistema Informativo de la Televisión Cubana, Lázaro Manuel Alonso, quien a todas luces ofreció una cobertura atropellada, además de omitir en el proceso de edición una sustancial parte de la información.
Todo se evidenció cuando comisionaron al periodista de Juventud Rebelde Yurisander Guevara, alguien más renqueado en el universo tecnológico, para desmadejar el misterio del Giga rápido y furioso que escapó sin dejar rastros en las cuentas, poniendo en entredicho la ‘honestidad’ de la citada empresa.
Gracias a las cifras expuestas en el artículo titulado: Etecsa aclara dudas sobre bonos, recargas y Nauta Hogar, calculamos que en la más reciente recarga internacional la empresa de telecomunicaciones cubana cobró más de 600 mil dólares USD en solo cinco días, cifra que en tiempos de coronavirus, sin dudas, le convierten en la principal fuente de ingreso del país.
El discurso antimperialista estuvo a cargo de Yusnely Llano González, directora de comercialización masiva, al aseverar: “Así, Etecsa se ha visto urgida a incrementar capacidades comunicacionales en medio de restricciones financieras y, hay que decirlo, porque aquí aplica de forma feroz el genocida bloqueo comercial, económico y financiero yanqui…”.
Tal y como se esperaba, Llano González olvidó al ‘bloqueo interno’, aunque debe estar consciente de que un sistema de economía de mercado caracterizado por la competencia, cualquier desencuentro con los clientes resultan letales para el negocio, dado que la honestidad es la principal etiqueta para ofertar servicios, aunque desafortunadamente, el consumidor cubano se revela como un paria a causa de la sequía de ofertas y la desprotección.
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Vale recordarle también a la directiva de comercialización que Etecsa es la única entidad del conglomerado GAESA que no está ‘bloqueada’, pues la sanción prohíbe a los norteamericanos invertir dinero en dependencias militares cubanas, o sea, como decimos en jerga popular: “escaparon”.
Hilda Arias, la vicepresidenta comercial, afirmó “que se recibieron dos mil 270 quejas relacionadas con el bono de la última recarga internacional (0,3 por ciento de la clientela móvil) sin aclarar que para quejarse debemos llamar al diabólico 118, si no, te batean para Cubacel (5 264 22 66), tropelaje que inhibe las quejas.
Igualmente, Arias ‘embarajó’, entre las oleadas de críticas publicadas en las redes sociales, las formuladas por la excomentarista deportiva Julia Osendi y la cantante conocida por la Diosa, quienes se declararon ‘derrotadas por Etecsa’, tras mostrárseles los records de conexiones y consumos que deglutieron sus Gigas.
Resultó inexplicable que ambas demandantes hayan aceptado los números mostrados por la entidad que acusaron acaloradamente de ‘ladrona’. De haber seriedad en la pugna, la investigación debió correr a cargo de una auditoría independiente, pero esto es mucho pedir en Cuba. Intuyo que tanto Osendi como la Diosa firmaron una declaración de conformidad, como suele acostumbrarse. Aunque no lo reconocieran públicamente.
Lo cierto es que los consumidores cubanos estamos condenados a tragar buches de sangre en los sectores de servicios y el comercio, tan necesitados de la competencia y el mercado. Copiar a China y Vietnam sería parchear el deshuese, pero antes, debemos deshacernos de los rezagos del pasado y de Miguel Díaz-Canel (el presidente por dedazo raulista), aún anclado a la doctrina de Fidel, que parodiando la novela de Orwell encarna al líder inspirador de nuestra granja, donde “no coquetear con el capitalismo” asoma entre sus mandamientos.
Tampoco descartamos un interés subrepticio de secuestrar Gigas a los cibernautas por parte de la máxima dirección del país, obedeciendo a que las redes sociales son una tribuna de críticas contra el sistema. Una suerte de glasnost espontánea, donde las mayorías arremeten contra el socialismo por todas nuestras desgracias.
Juego de Gigas
Reitero que gracias a Juventud Rebelde pudimos resolver el algoritmo del famoso Giga o, mejor dicho, de los dos Gigas, pues uno es nacional y el otro internacional.
Tanto por recarga internacional, como nacional, el paquete ofrece un Gigabyte para conectarse por datos móviles en las redes 2G, 3G y 4G. La diferencia radica en que el Giga por recarga nacional (a un costo de 10 CUC) suma a la bonificación otro Giga para consumir solo en 4G, más otros 300 Megabytes para navegar en la web nacional, totalizando 2,3 Gigabytes, tal como explicó el incomprendido Ing. Castro. Dichas capacidades deben ser consumidas en 30 días.
Resuena estrambótico el por qué le imponen al cliente consumir 300 Mb en la web nacional, cuando debería ser infinitamente gratis. Además, si Etecsa complica tanto las reglas de consumo, debe de implementar un mecanismo fiable. A estas alturas alegan que la consulta del saldo por USSD no da resultados instantáneos, necesita 10 minutos ‘para refrescar’, igual, sugieren invertir tiempo en visitar la plataforma mi.cubacel.net, y, si la conexión está lenta, pues a mandar a buscar la muerte con ella.
Entre las buenas noticias: la empresa está aumentando las capacidades de navegación en la red 4G (LTE) con la aspiración de dar servicio 4G+. Algo plausible, pues debemos evolucionar en vez de involucionar. Dicha versión ofrece 10 veces más rapidez que la 3G y mejores solicitaciones en cuanto a resolución de videos, audios y otros, pero es una tragona de Gigabytes.
Según La 4G+, los precios de internet y otros cuatro asuntos explicados por Etecsa, un artículo publicado en el portal Juventud Técnica, en el contexto cubano existen 6,1 millones de celulares, de los cuales, 3,7 millones tienen servicio de datos móviles, pero sólo un millón puede navegar por 4G y, estos últimos, alarmados por el alto consumo conmutan sus móviles a la red 3G (WCDMA), provocando congestiones y lentitudes. El temor prueba que el paquete adicional para el uso exclusivo de 4G no funciona como gancho para darle más uso a la red.
En cuanto al costo de datos móviles acorde al ingreso de los nacionales, ejemplificamos que, en un país latinoamericano y caribeño como Colombia, el Giga 4G cuesta un 0,5 por ciento del salario medio mensual (453 USD). Mientras, en Cuba el “Giga nacional 4G cuesta el 12,5 por ciento del salario medio mensual (conservadoramente tasado en 40 USD).
En correspondencia con los ingresos esto demuestra que Etecsa nos cobra el Giga 4G hasta 25 veces más caro que la nación vecina. En resumen, las tarifas son abusivas y atentan contra los bolsillos de quienes no tienen otras opciones.
Para terminar, respondemos que resultó grotesco e insultante que los directivos recomendaran a los usuarios restringir su navegación por las redes sociales para economizar datos móviles, pues sería como quitarle el plato fuerte a quien está muriéndose de hambre. En conclusión, para que los cubanos tengamos ‘siempre la razón’, como cualquier cliente respetable, no necesitamos perfeccionar los mecanismos de control, ni crear ejércitos de burócratas. Bastaría con liberalizar la economía, aunque primero la granja deberá rebelarse.