Acostumbrada desde niña a recibir en su casa de Florida a parientes que huyeron de Cuba, Madeline Pumariega es desde enero pasado la primera mujer presidenta del Miami-Dade College (MDC), la universidad más grande de Estados Unidos, que gradúa anualmente un 83% de alumnos de origen hispano.
Entre risas, la académica cuenta a EFE que, como muchos inmigrantes cubanos, sus padres tuvieron el famoso “Pin Pan Pun”, el nombre que le dieron los isleños al catre plegable cuando se abre (en tres pasos) para que durmiera el exiliado de turno.
Le hace gracia pensar en esa imagen de su niñez en Hialeah y explica que esta ciudad del condado de Miami-Dade, de gran población cubana, le inculcó los principios morales que enseña a su hija de 16 años y a la comunidad estudiantil que dirige.
“Siempre digo que soy esa niña de Hialeah, que la lleva cerca de su corazón, porque creo que creciendo entre una familia inmigrante me enseñó lo que es luchar, trabajar duro y la humildad”.
Dice que lo más importante que aprendió de la “Ciudad que progresa”, como se conoce a Hialeah por la gran llegada de inmigrantes cubanos en los sesenta y setenta, es saber quién es y de dónde viene.
Subraya que la historia de sus padres y de muchos tíos y tías que fueron presos políticos y perdieron todos sus negocios “ha enriquecido” su aprendizaje.
Hija de un banquero y una maestra que llegaron a EE.UU. “a rehacer sus vidas”, Pumariega precisa que la universidad se ha acoplado con sus programas a las diversas migraciones masivas de cubanos, venezolanos, haitianos o boricuas por razones políticas o naturales, como el terremoto en Haití en 2010 o el huracán María en Puerto Rico en 2017.
Tanto su presidenta como el profesorado tienen raíces inmigrantes, que les ayudan a comprender las necesidades de sus alumnos, actualmente más de 100 mil de 167 países y que hablan 63 idiomas.
“Somos la institución de la comunidad, reflejamos a nuestra comunidad en todo lo que hacemos”, enfatiza Pumariega desde su oficina de la Presidencia, en el campus del centro de Miami.
Ambiciones por lo alto
Esta sede además incluye la Torre de la Libertad, el emblemático edificio al que llegaron en la década de 1960 los cubanos que empezaron a huir del régimen castrista, entre ellos los Pumariega.
La presidenta del MDC, de 1,82 metros de estatura, tiene presentes las historias familiares de esa migración y sonríe al recordar que, a su padre (tan alto como ella), le dieron un suéter cuyas mangas le llegaban apenas a la mitad del brazo.
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Pumariega reemplazó en el MDC a Eduardo Padrón, un inmigrante cubano que llegó a EE.UU. de niño junto con su hermano menor, separado de sus padres, para evitar el adoctrinamiento por parte del régimen de Fidel Castro en la isla.
Padrón llegó a presidir la universidad durante 25 años hasta su jubilación en agosto de 2019. Con él, dice Pumariega con orgullo, trabajó 20 años y aprendió sus valores como el de “poner a los estudiantes primero”.
Pumariega, que también fue la primera mujer y la primera hispana en dirigir el Sistema de Universidades de Florida (FCS), con 28 de estos centros académicos y uno 800 mil estudiantes, dice que en cada decisión que va a tomar piensa en ese principio, entre otras como “un homenaje” a Padrón.
La académica detalla que la universidad se ha ajustado no solamente a alumnos jóvenes que quieren hacer una carrera universitaria, sino a unos más adultos, o a los que deben aprender inglés o a aquellos que deben “entrenarse rápido para un trabajo” para sobrevivir en un país nuevo.
Además de inmigrantes, recordó que la Universidad es la que gradúa más hispanos (83%) y afroamericanos (12%) en el país.
Día de la mujer son todos
Pumariega celebró este lunes el Día Internacional de la Mujer, aunque cree que “todos” los días deberían serlo y que falta mucho camino para la equidad de género. “Nos da un día para celebrar y un día para reflexionar qué más tenemos que hacer”, señala.
Reconoce avances de más presencia de mujeres en política, pero dice que falta mucho camino por recorrer. Detalla por ejemplo que un 60% del estudiantado universitario en el país es femenino, pero solo un 29% de estos centros académicos es liderado por mujeres.
Para la académica, la diferencia entre un líder femenino y uno masculino es el “balance” de ser madres, una mayor empatía, y a la vez ser una “persona con visión, propósito y pasión”.
Con 60 años recién cumplidos en 2020, el Miami-Dade College es un reflejo no solo de las distintas migraciones al sur de Florida, sino de los retos de Latinoamérica. Pumariega señala que se mantiene como plataforma de grandes discusiones sociales, políticas, económicas de Latinoamérica o retos sanitarios, como la pandemia de la COVID-19, entre otras, acogiendo el único centro de vacunación federal del sur de Florida, en el que se está vacunando diariamente a 4000 personas.
“Lo que nos hace fuertes es que todos venimos de otros lugares, y el Miami Dade College ha servido como ese lugar a dónde viene todo el mundo, abres las puertas para tener conversaciones, para llevar a cabo metas que ayudan a estudiantes, a la comunidad y también da voz a esos países”, asegura.
(Con información de EFE)