La doctora cubana Arlen Quintana, de apenas 29 años, llegó hace cuatro meses como refugiada a Costa Rica y cuenta a ADN Cuba su experiencia dentro del turbio sistema de salud de la isla.
Quintana, quien se graduó de Médico General en 2013, fue enviada a trabajar inicialmente a la Sierra Maestra, donde las casas se encontraban muy distantes unas de otras y apenas veía a 200 pacientes.
"Ahí comencé a enfrentarme a las alteraciones de documentos, el aporte de falsos resultados. Se hace una programación de las consultas que debes dar a los pacientes según los problemas de salud que tengan. Salud te pide una meta a nivel de policlínico y el médico del campo tenía que cumplir la misma meta que el que atendía a 1500 pacientes", contó la joven.
Posteriormente Arlen comenzó a dirigir el policlínico "Víctor Cortina Aruz" en Granma, mientras realizaba la especialidad en Medicina General Integral (MGI). Su salario más alto fue de 1740 pesos mensuales (67 dólares aproximadamente), pero al graduarse apenas ganaba 15 dólares.
"El municipio pedía algo y mis médicos no lo podían cumplir porque era demasiado. Había que inventar nombres, inventarle enfermedades, y reportarlas para cumplir", reitera.
La galena también argumentó que hay una falta de medicamentos constante y esa escasez debe ser maquillada igualmente.
"Si usted abre un frasco de colirio solo puede usarse a partir de ese momento siete días, pero hay que cambiar fechas, porque si vienen los funcionarios y no tienes los medicamentos en el stock, hay un problema. Cambiarle a pacientes de enfermedades crónicas sus medicamentos cada muy poco tiempo porque se acabó el anterior. A veces uno le indicaba a un paciente exámenes complementarios y cuando llegaba no habían jeringas, sin embargo le decían: si usted la puede adquirir con alguien se lo hacemos".
La doctora aseguró que el país tampoco está listo para enfrentar emergencias epidemiológicas, hecho que fue comprobado cuando las crisis de dengue y cólera.
"Cuando el cólera nos quedamos sin sueros para hidratar a los pacientes. Entonces teníamos diez camillas, la sala llena, los pacientes con diarrea y solo teníamos tres o cuatro equipos de suero".
Quintana se sintió muy desilusionada cuando se dio cuenta que lo que le enseñaron en la academia era mentira.
"Lo que más me decepcionó fue estar hasta las 11 de la noche escribiendo algo que no existe y no se trabaja bien así, nadie ejerce con amor, porque sabes que no estás haciendo algo que realmente vale. Estás dando un número que alguien quiere que des por alguna razón que realmente no tiene sentido".
Aunque la situación en Costa Rica para obtener empleo no es fácil en este momento y Arlen hizo el sacrifico de dejar a su hijo pequeño en Cuba, dice: "Yo no quiero volver allá así. Es mi patria, la amo, nunca dejaré de amarla, y me encantaría volver, pero de otra manera. Si no cambia la forma de gobierno, creo que prefiero intentar sacar a los míos porque no hay futuro".
Solo en enero de 2020, un total de 510 cubanos solicitaron refugio en Costa Rica.
Para hacernos una idea de lo histórico de esta cifra, en el mismo período del año anterior, apenas 17 cubanos habían solicitado esta condición migratoria, según datos proporcionados a esta revista por la Dirección General de Migración de Costa Rica.
En una investigación previa publicada por ADN, las personas provenientes de Cuba constituían el tercer grupo que más refugio pedía en ese país centroamericano; pues bien, con este nuevo dato pasaron al segundo lugar, desplazando incluso a los venezolanos, que también atraviesan una grave crisis.