La famosa Trilogía sucia de La Habana, del escritor cubano Pedro Juan Gutiérrez, fue considerada por el diario británico The Guardian para integrar la lista de las “10 de las mejores novelas latinoamericanas” para viajar a la región, mediante la imaginación y la lectura, o dentro del bolso de turista cuando la pandemia lo permita.
“Durante cinco siglos, los autores latinoamericanos han asimilado y cuestionado las ideas europeas sobre su mundo, adaptando tradiciones importadas (desde el naturalismo a la ficción criminal y el monólogo interior) y volviéndolas a trabajar”, para narrar “la vitalidad y las vicisitudes” de su continente, explica el prestigioso medio.
Chris Moss, quien estuvo en Argentina durante una década, como profesor y periodista, considera que la del cubano “es una novela cruda, grosera y enojada. Su personaje principal, Pedro Juan, es un cabrón un poco desagradable, muy divertido…”
“El color local de la novela no es el cliché cubano estándar de los autos antiguos y la salsa, sino la de una realidad dañada por el huracán, que destruye las antiguas mansiones ruinosas donde los ascensores dejaron de funcionar hace décadas y las escaleras son trampas mortales”, añade.
La lista de The Guardian incluye lo mismo obras de grandes maestros de la literatura latinoamericana y universal, que novelas de mucho éxito en los públicos.
Doña Bárbara (Rómulo Gallegos), Capitanes de la arena (Jorge Amado), La casa verde (Mario Vargas Llosa), El amor en los tiempos del cólera (Gabriel García Márquez), La tierra púrpura (W. H. Hudson), Así es como la pierdes (Junot Díaz), Las viudas de los jueves (Claudia Piñeiro), Tierra del Fuego (Sylvia Iparraguirre) y La casa de los espíritus (Isabel Allende), completan la selección.
Trilogía sucia de La Habana se publicó en 1998 en Barcelona (editorial Anagrama), y la gran tirada colocó a Pedro Juan –autor y alter ego narrativo– en el mapa literario de lengua hispana. Sin embargo, no fue hasta más de 20 años después, que se publicó una edición cubana de la descarnada historia sobre las ruinas, físicas y morales, de la capital socialista-caribeña.
Según escribiera en ADN Cuba el periodista y crítico de arte Héctor Antón, se trata de “un fresco de la Cuba sombría, degradada, hambrienta de los noventa”.
En la novela, escrita entre 1994 y 1997 por Pedro Juan Gutiérrez, “predomina el dilema entre la abyección humana y los espacios muertos arquitectónicos. Como en la saga posterior del cronista, los atascados sociales protagonizan una antropofagia de la denuncia simbólica. Solo ellos poseen nombres o alias para devorarse unos a otros. Ruedo de peripecias que descartan al máximo responsable de una infelicidad compartida e inalterable”.
Aunque ya no es una novedad el estilo de quien han llamado el "Bukowski tropical", dos décadas después el escenario de sus narraciones continúa siendo el mismo, derrumbándose por el abandono gubernamental y generando personajes que sobreviven entre la tragedia y la comicidad.