¿La escasez de arena retrasaría la vacuna contra el COVID-19?

Los científicos hablan entre 12 y 18 meses para que esté la vacuna contra el COVID, pero la falta de suministros naturales podría retrasarla
Arena
 

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Las mejores previsiones para una vacuna contra el COVID-19 hablan de un año o 18 meses, pero para fabricarla a gran escala las empresas farmacéuticas un buen número de suministros sin los cuales la vacuna no podrá manufacturarse en las cantidades requeridas.

Y esos suministros, no son extraños compuestos químicos con nombres muy largos y representados por moléculas muy complicadas. Algunos de los “productos” necesarios para preparar esas fórmulas, pueden ser muy simples.

Uno de ellos es la arena y el mundo se enfrenta a una escasez mundial de la misma. Este es la materia prima de la que se obtiene el cristal.

Esto también tiene sus implicaciones en el mundo de la ciencia, ya que buena parte del instrumental empleado en los laboratorios (pipetas, probetas, vasos de precipitados, tubos condensadores helicoidales, frascos de reactivos, etc.) se fabrican con vidrio.

El vidrio es un material idóneo para este cometido porque al contrario que el plástico, no interactúa con las sustancias biológicamente activas de su interior. Pero hay más suministros que escasean.

Por ejemplo, al parecer existen algunos compuestos de importancia crucial para realizar la vacuna, que se extraen de la corteza de un árbol criado en viveros chilenos, y que se recolectan únicamente entre noviembre y enero.

Estos ingredientes se emplean como adyuvantes en las vacunas. Los adyuvantes inmunológicos son sustancias que se añaden a las vacunas para potenciar  la respuesta inmunitaria corporal frente al antígeno marcado como objetivo (el virus SARS-CoV-2 en este caso) para que de este modo se pueda administrar menos cantidad de vacuna en cada dosis.

Los fabricantes de vacunas que necesiten este ingrediente se van a encontrar con que las existencias totales de esa corteza que se pueden emplear en 2020 se recolectaron a finales de 2019, lo cual significa que no se podrá aumentar la producción hasta que vuelva a abrirse la temporada de recolección.

No obstante, cada una de esas potenciales vacunas se enfrenta a problemas similares de consecución de materias primas Pensemos por ejemplo en los grandes recubrimientos plásticos que se emplean en los bio-reactores.

Estos bioreactores deben ser completamente estériles, de modo que hay que aislar sus contenidos del exterior para evitar contaminaciones. Para eso se emplean estas bolsas de plástico que recubren las paredes del recipiente empleado como bio reactor. Cuando las reacciones terminan, se extrae el producto biológico resultante y se retira la bolsa de plástico desechable.

Ahora mismo la cadena de fabricación de estos recubrimientos ha colapsado debido al enorme número de pedidos que reciben los escasos fabricantes.

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