La Asociación Cultural Yoruba de Cuba salió este fin de semana a limpiar las playas de La Habana, como parte de su compromiso con la higiene ambiental.
En las imágenes difundidas en Facebook por el grupo se observa a varias personas haciendo labores de recogida de basura en el litoral costero.
A finales de enero también limpiaron playas del oeste de la ciudad.
A mediados de febrero, ADN Cuba reportó sobre la contaminación de la playa de 70, que es hoy un vertedero que interesa a pocas personas.
En un recorrido por la zona, habían huellas de ofrendas religiosas y mucha basura. Algunas personas que frecuentan el lugar culpan a la negligencia y falta de sensibilidad de los propios habaneros.
Otros piden que cesen las actividades religiosas, pero no hay consenso, porque quienes la practican ven esa prohibición potencial como una limitación al derecho que les asiste de venerar libremente a sus santos.
La única causa de contaminación no es la religión, ni mucho menos. En la playa desaguan las tuberías del reparto Buena Vista, con rémora de desperdicios humanos, y muchos pobladores irresponsables la toman de basurero.
En la playa de 70 coinciden surfistas, jóvenes en fuga de alguna escuela cercana, ofrendas a Yemayá, parejas que bajo el sol se enamoran, hombres solitarios en busca de una imagen para complacer sus fantasías y familias humildes llenas de felicidad por el mar.
Las ofrendas son parte del culto a los orishas y son inevitables. Cuando un religioso ofrece frutas o animales, y debe llevarlo a una ceiba o a las cuatro esquinas, hay espiritualidades que esperan allí para establecer esa comunicación con la deidad, pero ninguna regla ni ningún Oddun dice que tiene que ser en un lugar céntrico, ni en las playas de Guanabo mientras los bañistas huyen del espectáculo.