Veinte años después, la reina Letizia regresa a La Habana

La ahora reina de España visitó la capital cubana en mayo de 1994, pocos meses antes del "maleconazo".
La Reina Letizia en La Habana con 22 años
 

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La vida de la Reina Letizia no ha sido siempre la misma. Antes de conocer a Felipe I de Borbón su vida como Letizia Ortiz Rocasolano era muy diferente. De estudiante, tuvo una vida muy ajetreada entre tesis y trabajo, pero eso no le impidió viajar con sus amigas a La Habana en mayo de 1994, con apenas 22 años.

Aquel final de primavera de mediados de los años noventa una estudiante de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid llegaba a La Habana acompañada de un grupo de amigos de la facultad para conocer de primera mano la isla y, sobre todo, con la idea de divertirse y pasarlo bien, según rememora el diario El Español en un reciente reportaje.

Como una apasionada de la lectura y fiel seguidora de Ernest Hemingway estaba feliz con la idea de conocer los rincones en los que el escritor americano, su gran amor platónico, había creado obras fundamentales de la literatura universal como Adiós a las armas o El viejo y el mar. La estancia del grupo de estudiantes era el típico combinado que hace todo aquel que quiera conocer el país caribeño de una forma un poco más asequible: tres días en la capital y otros tres en un hotel en régimen de todo incluido en la zona de Varadero, a unos 150 kilómetros de la capital cubana. Pero para ella lo importante estaba en la ciudad: aunque quería disfrutar de la playa, el sol y la juerga, la ex periodista quería recorrer los pasos de uno de sus ídolos literarios.

La ahora reina fue a la ciudad cubana en el mes de mayo. Por poco, se libró de las manifestaciones que tuvieron lugar el 5 de agosto de 1994 y que recibieron el nombre de Maleconazo. Fue una de las pocas protestas antigubernamentales que ha habido en la isla desde el triunfo de la Revolución y tuvo lugar en medio de una carestía sin precedentes.

Ajena a ello y como sigue acostumbrado a hacer antes de un viaje -aunque sea de trabajo-, Letizia se hizo una guía completísima y de situación, con todo lo que no se quería perder en La Habana. El grupo estuvo formado por amigos y nada de novios -la entonces pareja de la reina, Alfonso Guerrero, se quedó en Madrid. La futura reina visitó el Hotel Ambos Mundos, donde su idílico Hemingway escribió varias de sus novelas; visitaron El Floridita, donde como todos los turistas se tomaron su daiquiri; y acudieron a La Bodeguita del Medio.

 

 

Hubo tiempo también de hacerse fotos en la Catedral de La Habana, y en El Malecón. Tampoco perdieron la oportunidad de comerse un helado en el famoso Coppelia, algo que la reina no olvidará porque mientras disfrutaba de su cono se dio cuenta de que había perdido una pulsera con un gran valor sentimental para ella. Esto le supuso un gran disgusto y pidió al resto de los amigos que le ayudaran a encontrarla, pero tras un par de horas desistieron.

Otra de las paradas menos turísticas que la entonces estudiante Letizia Ortiz quiso hacer fue en el barrio habanero de San Francisco de Paula. Allí se encuentra la Finca Vigía, una casa clavada en mitad de un pequeño bosque que había comprado el autor de El viejo y el mar durante su idilio con la isla caribeña. En la actualidad es un museo dedicado a Hemingway en el que, al parecer, las tres chicas disfrutaron mucho, ya que se encuentra -prácticamente- tal y como el escritor lo dejó cuando abandonó La Habana en 1960 a la que nunca regresó porque un año después se quitó la vida.

En el hogar del Nobel de Literatura de 1954 se encuentra la famosa piscina que mandó construir y en la que se bañaba desnudo y, lo que más le gustó a la actual reina, una biblioteca con más de 9.000 ejemplares de libros que impresionó muchísimo a una joven Letizia de 22 años.

Tras conocer todo lo que quería saber sobre la relación Hemingway-Cuba, la Reina disfrutó de tres días de relax y juerga con sus amigos en un hotel de la costa de Varadero. A su llegada a Madrid, le comentó a todo el mundo lo mucho que le había gustado la experiencia y las ganas que tenía de repetirlo, pero seguro que nunca imaginó que sería del modo que lo va a hacer a partir del próximo lunes: como reina consorte de España.

En esta segunda visita a la isla de los Castro, Letizia no va a poder llevar la agenda como a ella le hubiera gustado, según declaran varias fuentes a El Español. Serán cuatro días intensos en los que los Reyes van a pasar tres en La Habana y uno -con idea y vuelta en la misma jornada- en Santiago de Cuba. “Te digo que si ella hubiera podido decidir algo las cosas se hubieran hecho de otra manera, pero esto no es una visita cultural. Esto es un Viaje de Estado que se decide con el Gobierno y el Ministro de Asuntos Exteriores a la cabeza: nosotros esta vez tenemos poca maniobra de actuación”, añadió una fuente anónima a ese periódico.

Entre las cosas que le hubiera gustado hacer a Letizia y que no va a poder ser es tener algún tipo de encuentro con la disidencia cubana. Lo que sí tendrán, el Rey y ella, es una audiencia privada con representantes de la sociedad civil no afines, “aunque tampoco enfrentados” al régimen, apunta el trabajador de la Corona. La cita tendrá el mismo formato que el que mantuvo el presidente Pedro Sánchez cuando visitó la Habana, en noviembre del año pasado, al que acudieron artistas, intelectuales, blogueros, dueños de negocios de hostelerías o actores como Jorge Perugorría. “Lo que ha pedido la Reina es encontrarse con Leonardo Padura, que fue Premio Princesa de Asturias hace un par de años y con el que mantiene una buena amistad” destaca la misma fuente de Zarzuela.

 

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