¿Qué pasa con los cajeros automáticos en Guantánamo?

Los 16 cajeros electrónicos de la provincia deben prestar servicio a más de 150 mil dueños de tarjetas magnéticas
Cajeros automáticos en Guantánamo
 

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Un artículo publicado en el diario local Venceremos alerta sobre la situación de los cajeros automáticos ubicados en ese territorio, donde se registran aproximadamente 150 mil dueños de tarjetas magnéticas.

El periodista menciona que en los últimos tiempos las colas ante los dispensadores van más allá de la espera natural ante un servicio demandado, y las dificultades en los 16 cajeros electrónicos que tiene la provincia avivan la sensación de una crisis que, según los principales funcionarios del sistema bancario local, no existe.

Excepto en el mes de octubre, cuando los cajeros automáticos del BPA mostraron un índice de dispensado (entrega de dinero) del 88 por ciento –por debajo del 90 por ciento exigido por el país-, los funcionarios aseguran que estos equipos han mantenido un funcionamiento regular en los últimos meses.

“Tuvimos afectaciones, causadas fundamentalmente por problemas con la conectividad, que garantiza la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, y que detuvo la entrega de dinero durante dos fines de semana seguidos de noviembre, por ejemplo; y el uso de tarjetas inadecuadas, vencidas o en mal estado en los cajeros”, detalló a Venceremos Jorge Félix García Hang, director del Banco Popular de Ahorro en Guantánamo.

Otra queja frecuente es las personas no pueden acceder desde el exterior a los cajeros ubicados en el Hospital General Docente Dr. Agostinho Neto después de las 6 de la tarde o durante los fines de semana, por decisión del centro hospitalario local.

En los problemas también incide la mala calidad de la impresión de algunos billetes, que se pegan unos a otros, y van a la gaveta de rechazo, la cual cuando se llena detiene el funcionamiento de los cajeros.

Todos estos problemas se intensifican durante los fines de semana, “pues los bancos están cerrados y por tanto solucionar los problemas lleva más tiempo, y cuando también es posible que los cajeros se queden sin dinero, o por lo menos, sin algunas denominaciones”.

La diferencia es importante. “Un usuario que solicite 20 pesos y el cajero le informe que no puede realizar la operación, se irá con la idea de que no hay dinero, cuando es probable que el equipo disponga de otros billetes, como por ejemplo, de 50, 100 o 200 pesos”, explica un funcionario.

Como estrategia, “nos aseguramos de abastecer los cajeros lo más tarde posible los fines de semana, justo a la hora de cerrar –algo que en el caso de los aledaños a Gelma, sitos en Serafín Sánchez y Aguilera, se contrata con Trasval-, y pasar el dinero por cajas contadoras dos o tres veces para separar los billetes”, precisa García Hang.

 

También, como paliativo, “ante la falta de clima en las instalaciones bancarias se han adaptado sistemas de ventiladores a estos equipos que funcionan como computadoras y por tanto, trabajan con lentitud cuando alcanzan temperaturas muy altas. Eso también influye en las colas”, continúa.

Los directivos entrevistados quisieron aclarar que las roturas, que existen en algunos casos, o la falta de mantenimiento, no es la causa fundamental de las interrupciones. “Los mantenimientos planificados se cumplen sin problemas, incluso en el caso de los cajeros más alejados, y tenemos las piezas y el personal para ser ágiles en la solución de los desperfectos técnicos que aparezcan”.

Pero incluso con todos los equipos en línea y entregando dinero, no desaparecen las colas. El periodista, naturalmente, pregunta: “¿Se puede esperar la instalación de nuevos cajeros automáticos a corto plazo?” La respuesta es negativa. “Son equipos que cuestan unos 11 mil dólares y cuya compra depende de decisiones nacionales”.

“Ello no sería un problema –asegura García Hang- si las entidades que participan en el proceso de informatización hacen su parte. La responsabilidad del banco es emitir tarjetas, y garantizar cajeros como una alternativa para extraer efectivo, pero la idea es que la gente pague servicios, productos a través de los POS…, ya sea en una cafetería, en una farmacia, y no tengan que hacer la cola del cajero, primero, y la del comercio, después”.

Pero con una economía con un peso importante del sector informal, una red de POS que funcionan casi exclusivamente en el comercio en CUC y una población que ve depender su disponibilidad de efectivo de colas enormes y equipos que no siempre funcionan, es muy posible que las colas sigan.

Así las cosas, la pregunta de por qué se siguen emitiendo tarjetas magnéticas si no hay perspectiva de nuevos cajeros automáticos, parece una interrogante natural entre las personas.

El director del BPA es categórico. “Porque es parte de la informatización y bancarización de la sociedad, implica un importante ahorro para la economía al reducir la emisión de billetes, y tampoco podemos limitar a los guantanameros de disfrutar de las bondades de una tarjeta magnética. Hoy mismo, por ejemplo, a través del Transfermóvil un usuario puede realizar múltiples operaciones, revisar sus estados de cuenta, sus operaciones, hacer transferencias de dinero, pagar servicios.

“De modo que seguiremos emitiendo tarjetas, en las diferentes modalidades, y trabajando para garantizar, en la medida de lo posible, el funcionamiento eficiente de los cajeros. Pero no podemos resolver el problema de las colas”, confirman. Y esa, al margen de cualquier otra crítica o realidad, parece ser su última palabra.

 

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