La infancia de la mayoría de los niños cubanos transcurre prácticamente sin juguetes, porque no abundan, principalmente, o porque en las tiendas de pesos convertibles (CUC) tienen precios que exceden por mucho el poder adquisitivo de la familia cubana.
A lo anterior hay que sumarle que tampoco cuentan con parques de diversiones, o los pocos que existen están en pésimas condiciones, expuestos a años de abandono.
Este es el caso de un parque en el municipio especial Isla de la Juventud, en la barriada Abel Santamaría, protagonista de una nota publicada este 23 de julio en el diario estatal Victoria, perteneciente al mencionado territorio.
"Resulta gratificante la alegría de un niño cuando monta columpio, cachumbambé o se desliza por la canal; al disfrutar de esos mágicos aparatos los pequeñines se sienten superhéroes. ¡Enhorabuena! están los tradicionales parquecitos. Este, de la barriada Abel Santamaría, muestra no solo cómo se recrean los infantes con los pocos equipos que funcionan, sino también cuántos permanecen rotos y reclaman a la entidad responsabilizada reparación urgente ante el deterioro".
La nota del Victoria está acompañada de cuatro fotografías que muestran a algunos niños que intentan divertirse en un parque en pésimas condiciones, tan destruido que representa incluso hasta un peligro para su vida.
Pero ¿qué se necesita para enmendar esta situación? ¿Qué hace falta para que los niños cubanos tengan parques como este pero en buen estado? Sin lugar a dudas eso se llama voluntad política, algo que en Cuba no abunda mucho, porque así como no existe para reparar un parque infantil, tampoco existe para que los más pequeños de casa tengan juguetes, ni materiales didácticos, cosas todas que contribuirían a que los niños cubanos disfruten de una mejor infancia.
No sobrará quien intente justificar este escenario escudándose tras el cacareado embargo norteamericano, pero a simple vista se puede comprobar que los aparatos del parquecito son artesanales, hechos con la mano hábil de algún obrero, y así como una vez se hicieron con simples tubos y una planta de soldar, (algo que no es difícil de conseguir en Cuba porque hasta existen las hecha a mano conocidas como plantas criollas), de la misma manera hoy pudieran repararse, y quizás hasta queden mejor, si se tiene en cuanta que desde que estos parques se montaron hace más de 30 años, ha mejorado mucho la tecnología, las herramientas y los materiales.