Mónica Baró: "Hacer periodismo en Cuba demanda niveles de resistencia enormes"

Una entrevista con la periodista ganadora del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, instituido por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.
 

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El diálogo con Mónica Baró se antoja sencillo, pese a ser la primera vez. Tal vez se deba a una vocación innata de interlocutora o a su condición de periodista ya adaptada a las entrevistas. Su mirada fija, penetrante, intenta intimidar durante el comienzo de la conversación para buscar acomodo y luego no deja escapar ningún detalle. Entonces entiendo por qué sus textos suelen ser tan gráficos.

A Mónica le apasiona contar historias de vida. Siente que Cuba y su contexto actual es el hábitat ideal para cronistas y narradores por las múltiples historias que ofrece.

Para ella hacer periodismo en cualquier lugar del mundo implica tener una visión crítica de la sociedad y fiscalizar de forma permanente el poder. Reconoce que hay otras aristas como el entretenimiento, la cultura, pero no es lo que defiende, y por eso no labora hoy día con los medios de comunicación estatales.

“Cuando me gradué fui a cumplir el servicio social, pero también a darle una oportunidad a los medios del Estado. Pensaba que era posible dentro de ese modelo de prensa partidista hacer un periodismo comprometido con la sociedad, que reflejara la cotidianidad y los conflictos de las personas y defendiera la búsqueda de la verdad”, declara a ADN Cuba.

Sin embargo, en la propia dinámica periodística se dio cuenta, desde su experiencia y la de otros colegas que llevaban diez o 15 años en el gremio, que era imposible hacerlo.

“Básicamente te enfrentas de forma constante a un conflicto de intereses, pues nunca los de la sociedad están por encima de los del Partido. Como no podía ser consecuente conmigo misma y los principios periodísticos que defendía, decidí emigrar al periodismo independiente en 2015”.

Refiere que el proyecto Periodismo de Barrio fue su oportunidad de contar historias y de ejercer verdaderamente el sacerdocio de la información, que antes lo veía solo como una opción de hacerse universitaria y tener un título.

Y vaya si lo hizo: en ese medio se convirtió en 2016 en la primera cubana nominada al Premio Iberoamericano Gabriel García Márquez por su texto ‘La mudanza’ y recientemente obtuvo el galardón por el reportaje “La sangre nunca fue amarilla”.

“La nominación y el Premio han sido reconocimientos al periodismo independiente en Cuba desde la óptica foránea. Es gratificante, pero lo siento más como una victoria política, al tiempo que le demostramos al gobierno cubano que nos restringe nuestro ejercicio de la opinión y búsqueda de la verdad, que estamos haciendo un periodismo de calidad”.

Para ella los medios de comunicación independientes no son mejores que los estatales porque estos últimos cuentan con mayores plataformas de difusión, pero sí cumplen actualmente un rol mucho más comprometido con la sociedad y garantizan que sea archivada la memoria histórica de la nación.

“Lo ideal es que los medios estatales fueran auténticamente públicos desligados de los intereses del Partido, que al final es una fuerza política regida por seres humanos, no dioses infalibles incapaces de equivocarse”.

Mónica, que estuvo detenida en Guantánamo en 2016 junto a un grupo de periodistas, ve la represión de periodistas en Cuba como un caso peculiar.

“Puede ser un poco riesgoso compararlo con otros países donde asesinan o secuestran a periodistas, pues se puede pensar que no es tan grave porque no te matan, pero lo cierto es que se ejerce una violencia sistemática de a poco, que te apaga con la vigilancia, la censura, la desconfianza y la paranoia generada por la persecución. No solo te excluyen socialmente, sino te estigmatizan como enemigo de la Revolución o de conquistas como la educación, la salud y hasta del bajo índice de mortalidad infantil”.

Según Mónica, muchos periodistas se han vuelto solitarios, se han exiliado en otras naciones o han renunciado al periodismo por el hostigamiento, pues les quitan los equipos de trabajo, los apresan deliberadamente, los desnudan e interrogan una y otra vez, y amenazan a sus familiares.

“Es un sistema tan desgastante y orientado a destruirte psicológicamente que demanda unos niveles de resistencia enormes. Por eso afirmo que no dejan de ser difíciles los riesgos a los que te expones aquí al ser periodista independiente”.

 

Uno de los mecanismos de retención usado por el gobierno con los periodistas es el “Estado Peligroso”, manifiesto en el artículo 72 del Código Penal cubano, el cual “es la especial proclividad, dígase tendencia o inclinación, que posee o en que se halla una persona o individuo para cometer delitos y esa especial situación lo demuestra su conducta o comportamiento, que contradicen de modo manifiesto las normas de la moral socialista”.

“Lo usan contra los periodistas independientes porque estamos desvinculados de las instituciones estatales y aparecemos como desempleados, por lo que nos califican como vagos, parias, proclives a cometer delitos.

“Para mí es una violación de derecho, pues nadie puede ser acusado de un delito que aún no ha cometido, pero al parecer al estilo de Minority Report, aquí existen seres iluminados, sean de la policía o del Partido, capaces de predecir el futuro”, comenta con seriedad absoluta.

Su lucha por los derechos también incluye temáticas de género, pues halla Cuba una sociedad tremendamente machista e injusta para las mujeres, pese a que existen mayores niveles de inserción social y laboral que en otras regiones.

“A nivel cultural queda muchísimo por hacer, pues todavía se vive un acoso constante, por solo mencionar lo más visible y habitual. Para las afectadas por la violencia física y psicológica no existen en nuestro país centros específicos de acogida. Hay que cambiar mucho desde lo jurídico, educacional y comunicativo”

En lo personal, los sueños de Mónica hoy día giran en torno a formar una familia, y periodísticamente, aspira a la libertad de prensa, que cualquiera pueda fundar una revista o medio de cualquier tipo, legalmente, sin ser perseguido por ello; que exista un marco legal para la protección de las fuentes, transparencia informativa, y que se garantice a la sociedad el acceso a la mayor cantidad de visiones sobre su realidad, fundamentales para la toma de decisiones.

De acuerdo a la situación existente en Cuba, primero se harán realidad sus aspiraciones personales. Las otras, tardarán en cumplirse.

 

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