La Guardia Costera repatrió este 29 de julio a 14 balseros cubanos que fueron interceptados en las costas de Bahamas mientras intentaban cruzar el Estrecho de la Florida.
Los inmigrantes fueron descubiertos en altamar por un avión de reconocimiento el martes. La tripulación notificó a la estación naval de Cayo Hueso de la presencia de una “balsa rústica con 14 personas a bordo” a unas 26 millas (41 kilómetros) al sureste de Cayo Anguilla.
“Navegar en una embarcación no apta para el mar es peligroso y puede resultar en la pérdida de vidas humanas”, advirtió en un comunicado Mario Gil, oficial de enlace de la Guardia Costera, quien pidió a los marineros que “informen sobre cualquier posible viaje de migrantes para ayudar a prevenir la pérdida de vidas en el mar”.
Desde el 1 de octubre de 2020, las tripulaciones de la Guardia Costera han interceptado a 512 cubanos tratando de cruzar la peligrosa vía de agua. Es la cifra más grande desde 2017, cuando se reportaron 1468.
Una vez a bordo de un barco de la Guardia Costera, todos los migrantes reciben comida, agua, refugio y atención médica básica. Durante la interdicción, los miembros de la tripulación están equipados con protección personal para minimizar la exposición potencial a cualquier posible caso de COVID-19.
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En los últimos meses el número de cubanos que se aventuran a llegar por mar a Estados Unidos ha crecido y también las cifras de repatriados.
La política a aplicar en el caso de los balseros es la deportación si son encontrados en el mar, aunque la posibilidad de solicitar protección existe, pero es desconocida para muchos.
Tras la derogación de la normativa Pies secos-Pies mojados en enero de 2017 por el entonces presidente Barack Obama, la migración por mar desde Cuba disminuyó, sin embargo, este año ha aumentado en un 80 por ciento, a decir del capitán Adam Chamie, comandante del sector de la Guardia Costera en Cayo Hueso.