Expertos de España y Cuba se unen para conservar las fortalezas coloniales

En la isla se conservan una decena de fortalezas militares de la época colonial cuyo papel es clave para entender la historia conjunta de España y América
Maqueta de la fortaleza de Atarés
 

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Expertos españoles y cubanos ampliarán su trabajo conjunto para preservar, restaurar y educar sobre las fortificaciones coloniales en la isla, donde se conserva alrededor de una decena de fortalezas militares cuyo papel es clave para entender la historia conjunta de España y América.

"Ya tenemos firmados bastantes convenios", explicó a Efe la representante del Comité Científico Internacional sobre Fortalezas y Patrimonio Militar (ICOMOS por sus siglas en inglés), Carmen Fusté, quien avanzó que los más recientes han sido con las provincias de Matanzas (noroeste) y Cienfuegos (centro-sur).

Acuerdos anteriores han permitido a los especialistas trabajar codo con codo en fortalezas de gran importancia en Santiago de Cuba y La Habana como el Castillo de la Real Fuerza o el complejo Morro-Cabaña.

Fusté destacó la importancia de divulgar la riqueza patrimonial de Cuba en este ámbito arquitectónico y el legado de los ingenieros militares que diseñaron la red de fortificaciones en la antigua colonia.

"Tenemos la obligación de lo que nos han transmitido conservarlo y transmitirlo a futuras generaciones, siempre con la delicadeza de que cualquier restauración que se haga" se lleve a cabo con rigor histórico, sostuvo.

También destacó "la sensibilidad" del país caribeño en este ámbito, que "en otros sitios no existe": "lo tienen como si fuera un parque temático y aquí (en Cuba) sí he encontrado respeto por lo que era la fortaleza".

Fusté alabó la "bellísima" conservación de las fortalezas que desarrolla Cuba, de acuerdo con los estándares internacionales recogidos en la Carta de Venecia sobre la restauración de monumentos (1964), y apostó por potenciar "que las rehabilitaciones sean íntegras, no que se ponga por poner una cosa".

Los convenios entre ICOFORT y las instituciones cubanas incluyen también programas educativos para que los niños "sepan lo que es una fortaleza y cuáles son sus partes de construcción, para que lo puedan comprender".

Una tarea de difusión de estas "piedras vivas" que en Cuba "es fácil porque la fortaleza se conserva como fortaleza, pero hay otros países donde han reventado un baluarte y han puesto un ascensor y el niño es imposible que lo entienda", lamentó la experta.

Así, recordó que "todas las fortalezas siempre han sido cárceles, lugares de tropa" y no escenarios de "príncipes y princesas".

Dentro de los esfuerzos conjuntos de divulgación, el recién restaurado Castillo de Santo Domingo de Atarés, en la bahía de La Habana, acoge desde este martes la exposición "El Plan de Defensa de La Habana 1763-1774", organizada por la Asociación de Amigos del Castillo de Montjuïc -que preside Fusté- y la Oficina del Historiador de la capital.

La muestra explica la estrategia de defensa de La Habana impulsada por el rey español Carlos III tras recuperar la ciudad de manos de los ingleses, que en 1762 la tomaron y mantuvieron un año bajo su dominio.

La de Atarés, junto con San Carlos de la Cabaña y el Príncipe, fue una de las tres fortalezas que se construyeron como segundo cinturón defensivo para reforzar la preparación de la ciudad ante nuevos ataques, en uno de los planes estratégicos de la Corona española en el siglo XVIII.
 

 

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