Estados Unidos exportó a Cuba casi 84 000 toneladas de carne de pollo por un valor de 74,4 millones de dólares en el primer trimestre de 2022, informó en Twitter el economista cubano Pedro Monreal.
Las ventas de carne de pollo a Cuba alcanzaron en marzo el quinto mayor registro histórico mensual de las últimas dos décadas, con 29 182 toneladas.
El valor del kilogramo del pollo estadounidense exportado a Cuba mantuvo ese mes el mismo nivel del mes anterior: 87 centavos de dólar, precisó el economista.
Cuba sigue comprando este tipo de carne a Estados Unidos en gran volumen, según las estadísticas que publica el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
Las 31 212 toneladas importadas desde Estados Unidos en febrero fueron el tercer mayor registro histórico de las últimas dos décadas. Dicha cifra solo fue superada en julio de 2019 y marzo de 2021, indicó Monreal.
La embajada de Estados Unidos declaró en marzo que en 2021 el gobierno cubano había importado 300 millones de dólares en ese alimento. Ese mismo año, el subsecretario del Departamento de Estado, Brian Nichols, declaró que su país exportó a la isla productos agrícolas por un valor similar.
El pasado mes de abril, el régimen cubano mantuvo negociaciones con productores agrícolas estadounidenses en la III Conferencia Agrícola entre Cuba y Estados Unidos. Según cifras oficiales, las exportaciones agrícolas de EE.UU. a Cuba aumentaron un 88% en 2021 con respecto a 2020.
Paul Johnson, director de la Coalición Agrícola de Estados Unidos para Cuba (USACC), dijo a Radio Martí que la visita fue positiva y que Cuba podría duplicar este año su importación de productos agrícolas estadounidenses. También abogó por dar más apoyo al sector privado para impulsar la producción de alimentos.
El embargo estadounidense, vigente desde 1962, es el pretexto que utiliza el gobierno de Cuba como causa de los problemas económicos de la isla. Según el régimen, EEUU intenta provocar una crisis económica cortando vínculos comerciales con la isla.
En 1992, el embargo adquirió carácter de ley, y continuaría mientras el gobierno cubano se negara a dar pasos hacia “la democratización y mostrara más respeto hacia los derechos humanos”.
Cuatro años después, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Ley Helms-Burton, que restringió la posibilidad de hacer negocios dentro de la isla o con el gobierno de Cuba por parte de los ciudadanos estadounidenses.
También se impusieron restricciones sobre la entrega de ayudas públicas o privadas a cualquier sucesor del Gobierno de La Habana hasta que, al menos, ciertos reclamos estadounidenses contra el gobierno de Cuba sean respondidos.