Camila y Camilo: un documental doloroso sobre amor, soledad y pobreza

Camila y Camilo trata sobre la vida de una niña de 7 años que vive con su padre en un lugar apartado de la Sierra Maestra. El amor que se tienen, la soledad y la pobreza marcan la vida de esta pequeña familia cubana
 

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Muchas son las historias conmovedoras que marcan la obra de Lenia Sainiut. La joven realizador, natural de Manzanillo, ha realizado casi toda su obra audiovisual en Televisión Serrana, con una estética que mira a la realidad de manera descarnada, sin edulcoramiento, poniendo el dedo en la llaga de conflictos que visibilizan la vida real de los campesinos en la Sierra Maestra; una obra que tiene un protagonista indiscutible: el ser humano.

Camila y Camilo discursa sobre la vida de una niña de 7 años, que vive con su padre en un lugar apartado de la Sierra. El documental nos muestra a su protagonista en un contexto complejo,  su única familia es el padre, quien realiza cualquier trabajo que le ofrezcan para poder criar a su hija.

Desde el mismo comienzo la protagonista dice anuncia que cuando sea grande va a ser doctora para ayudar a su papá. Confiesa además que le gustan las montañas, los ríos, las pinturas, y que quiere sobre todas las cosas ayudar a su papá.

 

Utilizando recursos del cine de ficción, Lenia construye su documental utilizando una cámara objetiva, que le permite seguirlos en su cotidianeidad, los protagonistas ignoran la cámara, siguen con sus vidas con una naturalidad que conmueve.

 

 

Se evita la entrevista, la emotividad que trasmiten las imágenes se valen por sí solas para connotar el universo de Camila, el que conforman sus pinturas, la escuelita (a la que asisten pocos niños), las tareas del hogar y las tardes en las que acompaña al padre al campo  para leerle adivinanzas mientras realiza varias tareas.

Camila y Camilo retrata también la pobreza en la que viven los protagonistas. Una casa muy humilde en la que apenas hay una vieja grabadora para escuchar la emisora Radio Reloj pareciera ser el único objeto valioso en el hogar.

En la estructura del documental se establece un interesante contrapunteo entre las labores que realizan, el padre en el campo y la niña en la escuela. El tiempo pudiera ser un personaje más en el documental: las horas que marca Radio Reloj y las horas que viven los protagonistas, las sentimos como un peso que cargan ambos sobre sus hombros, solo que Camila, con su ternura y su amor al padre, aligera la dureza que ambos viven diariamente.

Los primerísimos planos del rostro de la niña acentúan una melancolía y hasta una tristeza que jamás confiesa a cámara, pero las imágenes de su rostro y la mirada perdida nos traducen la añoranza por un futuro o un presente distintos. La vida de esta pequeña familia se reduce a una soledad y una desprotección que nos pone a reflexionar sobre las carencias materiales, que también lastran la vida y la realización del ser humano.
 

 

La ausencia de la madre es un conflicto presente en el documental. Nunca sabemos qué ha pasado con ella, pero sentimos que ese dolor también marca la vida de la niña.

La monotonía y la sensación de pesar no abandonan a unas imágenes que traducen el sentir de ambos personajes, solo el cariño que ambos se tienen pareciera ser la salvación para ellos. A pesar de narrar una historia difícil, Lenia no abandona la ternura y la sutileza que recorren su obra, la banda sonora y la canción tema del documental compuesta por Jesús Estrada Sabourin sirven de soporte para que sintamos ese mundo mágico, infantil y de fantasía que también están de alguna manera presente en la vida de Camila.

Un documental doloroso por las imágenes, que trasmiten esa realidad sin afeites, a la que la realizadora no quiere dar la espalda, todo lo contrario, Lenia quiere que conozcamos historias como estas, quiere que nos sintamos partícipes de ese dolor y hasta del abandono de sus personajes, una vez más interesada en la vida de sus semejantes, en sus tristezas, que de alguna manera pudieran ser por qué no, las nuestras.

 

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