Un video ha causado conmoción en las redes, verdadero espejo de la miseria en Cuba, en el que una madre santiaguera, María Caridad Rodríguez, narra con voz resignada cómo viven ella y su hijo discapacitado, en una región paupérrima de aquella provincia oriental.
“A la buena de Dios”, esa frase antigua viene bien para describir la existencia casi vegetativa de los dos en una casa hecha de bambú, como si se tratara de dos campesinos asiáticos de la Edad Media.
“Yo no veo que nadie se preocupe. Yo tuve dos hijos, perdí a mi niña hace 27 años y me quedó el barón, que hoy ya tiene 36 años. Nació con una malformación congénita en el riñón derecho. A los tres días del parto se lo extirparon”, declaró la señora.
“Desde entonces se ha quedado sordo y mudo. El médico me explicó que la operación le afectó el nervio auditivo y la cervical. Tiene un retraso mental severo”, agregó.
Todos los días esta santiaguera baja y sube una loma, un trayecto de un kilómetro, para llevar agua fresca de poso a su hijo, para que su riñón trabaje mejor. “Hay días que puedo cargar tres cubos, hay días que sólo uno. Tengo artritis y no siempre puedo hacer fuerza”, comentó.
El Estado le da una pensión por su hijo de 236 pesos (alrededor de 9 dólares), pero esa ayuda no le alcanza. María Caridad no trabaja pues debe ocuparse el día entero del muchacho y el padre nunca se ha preocupado por el hijo.
“Yo hace unos años fui al partido provincial buscando un poquito de recursos. Allí me atendió una compañera que me dijo ‘ya no estamos dando ayudas’. No cuento con nadie. El huracán Sandy me dejó sin nada, me tumbó toda la casa, me destruyó los pocos muebles que tengo”.
María Caridad se siente abandonada por el gobierno de Cuba. Los trabajadores sociales que van hasta su casa ven la situación, se van… y los años pasan pero todo sigue igual. Cubanet está convocando a la diáspora para que ayudar a esta familia cubana.