Los crímenes violentos en el estado brasileño de Río de Janeiro cayeron un 21 % entre enero y noviembre de este año en comparación con el mismo período de 2018, pero las muertes a manos de la Policía subieron 16,6 %, según un informe del Instituto de Seguridad Pública divulgado este martes.
En los once primeros meses del año se registraron 3.816 víctimas de homicidios o robos y lesiones (seguidas de muerte) en el estado más emblemático de Brasil, mil menos que en 2018, lo que supone el número más bajo para el período en los últimos 20 años, de acuerdo con los datos del organismo gubernamental.
No obstante, durante el mismo lapso de tiempo las muertes a manos de la Policía aumentaron un 16,6 %, al pasar de 1.446 en 2018 a 1.686 este año, un récord nunca antes visto en Río.
Según el estudio, de enero a noviembre de 2019 los homicidios intencionales cayeron un 20 % en comparación con los once primeros meses de 2018 -el índice más bajo para el período desde 1991- y los robos seguidos de asesinato disminuyeron un 32 %.
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Los robos callejeros también menguaron entre enero y noviembre de este año, un 7 % en el comparativo interanual, aunque diariamente se sigue registrando un promedio de 338 casos en la turística Río.
Sin embargo, noviembre fue el mes en el que los robos en la calle registraron el índice más bajo de todo 2019 al caer un 20 % frente al mismo mes del año pasado.
En este mes también bajó el robo de vehículos (27 %), el robo de camiones de carga (27 %) y, por primera vez en el año, las muertes a manos de la Policía, que cayeron un 1 %.
La criminalidad en Río de Janeiro aumentó considerablemente tras los Juegos Olímpicos de 2016, lo que obligó al Gobierno a autorizar una intervención militar en 2018, y, aunque las cifras han disminuido, organizaciones defensoras de derechos humanos han criticado las políticas de seguridad pública adoptadas por el actual Gobierno para frenar la violencia.
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El Gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, un exjuez y exfusilero naval que se apresta a cumplir su primer año de mandato, es un defensor de la "mano dura" contra la delincuencia y ha defendido el uso de francotiradores y disparos desde helicópteros para vencer la criminalidad en el estado más emblemático de Brasil.
Witzel, quien aplaudió este mismo martes la disminución de los índices de criminalidad en Río de Janeiro, culpó al ingreso clandestino de armas extranjeras de la violencia que aún persiste en el estado.
"Hemos reducido las tasas de criminalidad, pero la seguridad pública sigue siendo una realidad sin comparaciones en Río de Janeiro. Lamentablemente, las municiones y los rifles en el país son de fabricación extranjera y entran de forma clandestina a Brasil, lo que ha causado víctimas en la sociedad, muertes en la policía y ha aumentado la confrontación en las comunidades", dijo a la prensa al comentar los resultados del estudio.