Coreado por una multitud de entusiastas, el presidente Donald Trump aseguró en su último discurso en Florida que su gobierno seguirá apoyando “orgullosamente” a los pueblos de Cuba, Nicaragua y Venezuela en la lucha por la libertad.
“Aquí en el Hemisferio Occidental estamos enfrentando la brutal amenaza del comunismo y socialismo”, dijo el republicano en el centro BB&T de Sunrise, al norte de Miami.
“Y a aquellos que tratan de imponer los horrores del socialismo en nuestro país, lo digo aquí esta noche: Estados Unidos nunca será un país socialista, nunca”, enfatizó.
La mayor parte de los concurrentes fueron seguidores del Grand Old Party, el partido republicano, organización preferida por el votante floridano. En medio de esta campaña electoral con miras al 2020, Trump movió su residencia desde su pent-house en Nueva York hasta su mansión en el estado meridional, un reconocimiento tácito de la importancia que los republicanos dan a esta región.
Más adelante en su discurso, el inquilino de la Casa Blanca calificó de “cacería de brujas” el juicio político en contra suya impulsado por los demócratas en la Cámara de Representantes. Calificó de “falsedad” la presión ejercida por él contra Ucrania, uno de los supuestos que sostienen el juicio.
“Estados Unidos es más fuerte que antes”, declaró en referencia a la economía, algo que todos los analistas consideran cierto, pues la potencia norteamericana vive el mejor periodo de estabilidad y crecimiento económicos desde el fin de la Guerra Fría. Trump cuenta con este aval para reelegirse y con la falta de liderazgo entre los demócratas.
El candidato de ese partido, Joe Biden fue blanco de su retórica. Dijo que estaba desesperado y que no sabía hacer política; agregó que el partido desea revertir el fracaso de 2016, pero que no lo lograrán.