Pese a que el Ejército decretó toque de queda en Santiago de Chile y Valparaíso con el fin de controlar las protestas que se han vuelto violentas desde que estallaron el jueves pasado miles de chilenos desafiaron a la autoridad militar y política durante la noche de este sábado y madrugada del domingo.
Por su parte el ministro del Interior, Andrés Chadwick, informó este domingo de la muerte de dos mujeres y un herido de gravedad, con un 75% del cuerpo quemado, luego del saqueo de un supermercado en el municipio de San Bernardo, al sur de la capital. De igual manera un hombre murió en el centro de la ciudad, igualmente por un incendio producido en un saqueo a un local comercial.
El Gobierno da cuenta además de un total de 716 personas detenidas, de las cuales 241 de ellas ha sido por no respetar el decreto que impide la circulación prerrogativa que estuvo vigente entre las diez de la noche y las siete de la mañana. Durante un operativo militar realizado en una zona popular del sur de Santiago, resultaron heridas de gravedad otras dos personas.
Durante los disturbios que continúan este domingo se han producido saqueos y enfrentamientos con la fuerza policial ubicados en diferentes ciudades del país. El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) informó que al menos 22 personas han sido víctimas de abusivo de la fuerza policial. Por su parte los helicópteros sobrevuelan desde anoche Santiago de Chile, controlado por unos ocho mil militares.
En este momento, otras cuatro regiones del país -Valparaíso, Biobío, Coquimbo y O’Higgins- se encuentran también en estado de emergencia, que implica restricciones a la libertad de traslado y de reunión a los ciudadanos.
Hasta el momento no está claro si el toque de queda se ampliará para la noche de este domingo 20 de octubre tanto en la capital como en el resto de las ciudades donde se han registrado incidentes violentos. Por su parte en el puerto de Valparaíso se detectaron ataques a comercios y a estaciones de metro, y la sede de El Mercurio de Valparaíso fue incendiada.
En todo Chile se vive hoy una situación compleja. También aerolíneas han cancelado sus vuelos, supermercados y centros comerciales han decidido cerrar por razones de seguridad, mientras se registran cortes de luz y la gente busca comercios abiertos para abastecerse de alimentos.
Cuando llegaban las diez de la noche y comenzaba a regir el toque de queda en la capital, cientos de personas continuaban manifestándose en las calles de manera pacífica con cacerolazos, incluso en zonas acomodadas de Santiago, como Providencia, La Reina y Las Condes. En paralelo, las protestas se desbordaban en diferentes lugares del país con saqueos de supermercados y grandes tiendas, donde la gente robaba tanto alimentos como electrodomésticos.
Aunque el presidente anunció la suspención en el aumento del pasaje del metro –de 800 a 830 pesos (1,13 a 1,17 dólares)– convocó a una mesa de diálogo “amplia y transversal” con el fin encontrar respuestas a “demandas tan sentidas como el costo de la vida” de la ciudadanía. El lunes, día laboral, se pondrá a prueba el funcionamiento de varias ciudades chilenas que vislumbras destrozos importantes: el metro de Santiago, orgullo de los chilenos por su orden y buen funcionamiento, presenta daños que ascienden a los 300 millones de dólares, según informan las autoridades.
Las protestas han marcado un punto de inflexión para toda la política chilena, la cual no ha sabido ni interpretar ni canalizar todo el descontento que ha surgido en forma de manifestaciones desde 2006 en adelante.