¿Vender Cuba completa o en trocitos sería una solución para salir del agujero negro en el que estamos? ¿Nos frenará esa tontería que algunos aprovechados que no sienten amor más que por ellos mismos llaman patriotismo? ¿Venderla o rentarla? ¿El patriotismo es una enfermedad o un vicio?
Lo pidió en voz alta una joven madre de tres hijos, pero la idea ronda la mente de millones de cubanos, de adentro y de afuera: que acaben ya, de una vez por todas, de ponerle precio y subastar la isla los que se creen dueños de ella.
Pero si todo se sigue deteriorando, muy pronto Cuba no valdrá un bojeo en bote, y los responsables pudieran quedarse solos o comenzar a importar habitantes de países que tengan peor situación. En este momento esas condiciones las cumplen unos pocos. En realidad, son cuatro: Burkina Faso, Burundi, Somalia y Haití.
Se comienza con lo mínimo, con cualquier souvenir que recuerde al país, que lo simbolice: una polímita, un trocito de algún balcón que haya matado a alguien, una medalla de Héroe Nacional del Trabajo, tierra de la Sierra Maestra, la réplica del machete de Máximo Gómez y si hay necesidad, el machete auténtico. Así pasó cuando cayó el muro de Berlín, que los alemanes tuvieron que montar una fábrica de cemento para fabricar expresamente pedazos de muro dada la alta demanda que existía.
Con la isla de Cuba uno no sabe por dónde empezar, aunque si se le preguntara a cualquier cubano del pueblo diría que primero habría que vender lo que no sirve: al presidente puesto a dedo, al general Raúl Castro, al buró político del partido, al partido completo y luego, si no queda más remedio, empezar a excavar para ir vendiendo los cimientos de todo, con huesos de aborígenes incluidos.
Ahora mismo salieron a subasta en el Reino Unido 39 objetos pertenecientes a la Paul Fraser Collectibles entre los que se cuentan "una fosforera que el Che Guevara comprara en Irlanda, correspondencia íntima entre Fidel Castro y Naty Revuelta, una máscara de buceo de Camilo Cienfuegos, así como diversas pertenencias de Castro". No sé a quién pueden interesarle tantas porquerías, pero siempre hay gente a la que le gusta comprar basura.
Siempre sospeché que el argentino tenía algo de irlandés en su izquierdismo criminal, algo así como una IRA inapagable, y era una fosforera bastante pagable. Y la máscara de buceo de Camilo sí es un hallazgo. No se la llevó por si se caía el avión y a lo mejor por eso se ahogó.
"Asimismo, hay un sobre con aproximadamente 90 fotocopias y transcripciones mecanografiadas de la correspondencia entre Castro y Revuelta, cartas "de amor apasionado", que habrían intercambiado durante la prisión del líder entre 1953 y 1955, luego de su fracaso en derrocar al régimen de Fulgencio Batista, y luego mientras Naty estaba en París, a principios de la década de 1960. Cuestan más de 31.000 dólares".
Con 31.000 dólares todos los habitantes de las calurosas provincias orientales, desde Guantánamo hasta Las Tunas, podrían escribir cartas a todos los habitantes de Groenlandia a ver si los adoptan y quitarse de una vez por todas el tremendo calor que pasan. Y Pinar del Río pudiera hacer algo mejor: dar la entrada a alguna firma japonesa para que refrigeren la provincia completa. Habrá muchos otros sitios calurosos en los que sus habitantes actuales serían absolutamente felices de pertenecer a Groenlandia o a Rusia, para que la gente pueda vacacionar en Siberia. Sobre todo, las familias que hace mucho tiempo tienen el refrigerador roto o se pasan mucho tiempo sin luz.
Por tanto, aviso que este pudiera ser el momento perfecto para darle a la isla un mejor destino vendiéndola toda, o por municipios. Incluso habrá lugares que valdrá la pena subastar por barrios. Y hasta cuadras enteras con su comité de defensa de la revolución y todo, y la lista de guardias de un año completo, y el compromiso de almacenar materia prima por un par de veinte años, recoger la basura de Paris o de Toronto, pintar los contenes de Amsterdam y hacer todos los meses planes de la calle en Gottemburgo.
Si se decide democráticamente vender solamente partes del territorio, habría que tener mucho cuidado con algunos chistosos malintencionados y otros cafres en geografía que pretenden vender el verde caimán a los países bajos, porque más bajo no puede haber caído un país. Y más con la cercanía del triángulo de las Bermudas, donde habría que mandar a todos los cuadros con sus círculos de estudio. No sé si se sacaría más dinero vendiendo lo malo que sobra o lo bueno que falta.
Quizá la idea de vender suene demasiado fuerte. Pero rentar partes del territorio sí resolvería algunos problemas. En materia económica y, a la larga, en educación democrática. Hay muchas cosas que solamente se producen en Cuba que atraerían el interés de cualquier país pero están faltos de una buena promoción. Un ejemplo. Cualquier dirigente cubano soltando un discurso haría las delicias de grandes y pequeños lo mismo en Hong Kong que en Austria, ahora que hace años desapareciera Cantinflas.
Una gira del Cyrano de Bejucal, alias Díaz-Canel S... diciendo algunas de sus frases brillantes como la de "vamos a vencer" o la estelar de "Si nosotros nos apropiamos de las enseñanzas de Fidel (Castro), ¿quién puede vencer a la Revolución?" despertaría el ansia en muchísimos extranjeros de conocer la isla donde nacen, viven y caminan tantos payasos descerebrados.
Una idea: sacar a la venta la piedra donde dicen que están las cenizas del comediante en jefe como si fuera un pisapapeles multiuso. Lo mismo hunde el escritorio que a un grupo grande de seres humanos. Rentar partes de Cuba o venderla completa a cualquier país de Asia o Europa traería buenos dividendos, si total, ya la isla no puede estar peor.
Ya el cubano, gracias al diario Granma, y programas como la Mesa Redonda y Con Filo, aprendió a hablar. Si otro país comprara a Cuba al menos habría esperanzas de aprender otro idioma.
Y al menos mucha gente no tendría que emprender ese viaje peligroso y caro.