El inversor estadounidense Pablo Rodríguez-Fraile acaba de comprar un video de 10 segundos por 60 000 dólares y lo ha vendido por 6 millones. Se trata de una pieza del cotizado artista digital conocido como Beeple.
En efecto, en el mundo del arte digital, los aficionados de esta expresión y de los negocios pagan millones por los también llamados NFT (token no fungibles), unos identificadores únicos de propiedad para objetos no físicos.
Los escépticos señalan que este mercado está inflado y que en cualquier momento puede explotar.
El verdadero nombre de Beeple es Mike Winkelmann. Poco después de vender el primer video por seis millones, la famosa casa de subastas británica Christie’s sacó una buena tajada al lanzar otra obra suya por nada menos que 69 millones.
Rodríguez-Fraile, uno de los astutos que ha sabido ver dónde se puede ganar dinero, es graduado en Económicas en la Universidad de Columbia en Nueva York e inversor dedicado al blockchain, la tecnología que ha permitido este boom por el arte digital.
“Existen varios mercados digitales donde los artistas exponen sus obras y las puedes comprar. El blockchain permite registrar que la obra es realmente la original”, contó a BBC Mundo.
El inversor revela que fue en uno de esos mercados donde conoció a Beeple. “Me di cuenta que era un fuera de serie. El líder absoluto en su sector, el mejor en lo que hace”, dice.
Nifty Gateways es uno de esos mercados donde los artistas digitales cuelgan sus obras con certificado auténtico. “Beeple publicó allí su catálogo. Fue una subasta donde todo el mundo podía participar. Acabé llevándome ese clip de 10 segundos por $66,000”.
Eso sucedió en octubre de 2020. Durante las siguientes semanas el joven empresario recibió varias ofertas por la obra, pero no la vendió al primer postor.
“Ahora mi prioridad no es ganar dinero. Por eso se lo vendí a la persona que me parecía de más peso. Alguien con verdadero interés que podía traer más visibilidad a este mundo del arte digital”.
¿Qué es un token y por qué la gente los compra?
Token es el nombre que recibe el activo de valor, en este caso el certificado. Un activo fungible es algo que puede intercambiarse, como el dinero. Si cambias un billete de 10 pesos por dos de cinco, seguirá teniendo el mismo valor.
Pero este intercambio es imposible con un activo no fungible. Es decir, un token, que tiene propiedades únicas que no pueden canjearse por algo más.
Rodríguez-Fraile lo ilustra con una analogía sobre la Mona Lisa: “Si le sacas una foto al cuadro original, con la mejor cámara posible, y luego usas al mejor pintor para reproducirla exactamente, es muy probable que quede perfecta, pero jamás será la de Leonardo da Vinci”.
El blockchain ha permitido que una obra digital pueda autentificarse y que ese certificado esté protegido, una prueba irrefutable de que procede del artista original. Y esa información única es la que va contenida dentro del token.
“Mucha gente solo quiere ganar dinero con esto, pero muchos otros pagan esos precios porque, como en el arte tradicional, sienten conexiones emocionales con una pieza”, explica el inversor.
El arte digital al estrellato
No cabe duda de que la subasta de Christie's, la primera pieza de arte digital jamás ofrecida en esa casa, ha mediatizado el mundo de los NFT.
Antes de que la subasta en Christie's se llevara los titulares, varios mercados digitales reportaron durante meses el crecimiento de los NFT. Sin embargo, varios mercados digitales llevan reportando varios meses sobre el crecimiento de esta tendencia.
Y es que los tokens no fungibles no solo se limitan al mundo del arte. En teoría, cualquiera puede tokenisar su trabajo y venderlo como un NFT.
El pasado 19 de febrero, un meme animado de 2011 sobre un gato se vendió por más de medio millón de dólares. Y el fundador de Twitter, Jack Dorsey, promueve la venta del NFT de su primer tuit, con ofertas que alcanzan los 2,5 millones.
Sin embargo, este boom no está exento de críticas y preocupaciones. Al ejecutarse las transacciones con criptomonedas, surgen reticencias sobre el impacto medioambiental de mantener la tecnología blockchain.
Otros denuncian que alrededor de los NFT se construya una burbuja que en cualquier momento puede estallar.