Da igual si es electrónico o tradicional. El régimen cubano es incapaz de hacer que el comercio en la isla funcione, y así deben reconocerlo incluso, aunque sea a medias, sus órganos de propaganda, abocados a la difícil e inútil misión de hacer ver como un paraíso o al menos un sistema funcional a algo que por naturaleza no puede serlo.
Es el caso de un reciente artículo en Granma, órgano oficial del único partido permitido en la isla, que repasa todas las insuficiencias que en tan sólo un año de vida ha tenido la plataforma TuEnvío, primer experimento del gobierno cubano en lo que a comercio minorista y a gran escala por medios electrónicos se refiere.
Desde su inicio, la plataforma ha sido objeto de críticas e insatisfacción por parte de la práctica totalidad de los usuarios que han acudido a ella. Primero, errores de programación y diseño hacían que la compra, en un país donde la conectividad por datos móviles se caracteriza por una lentitud estresante, fuera un verdadero suplicio. Luego, con la acentuación de la característica escasez por la crisis derivada de la pandemia de coronavirus, TuEnvío se convirtió en una especie de caja mágica en la que los productos se mostraban sin existir en inventario o desaparecían de los carritos de compra de los clientes.
Ello conllevó a que Cimex, corporación del sistema empresarial militar que también gestiona la plataforma, en un intento por administrar aún más la escasez, ofreciese combos en vez de artículos por separado. Combos que obligaban a adquirir productos que podían no interesar al comprador en aras de que éste se hiciese con algo de lo que realmente requería.
Granma dio cuenta de todas estas insuficiencias con un ojo crítico que no le es característico. Incluso, sugirió que no todos los problemas de la plataforma eran virtuales, sino que en su disfuncionalidad podrían estar incidiendo prácticas de presunta corrupción o malversación de funcionarios y operarios.
No lo dijo tan explícitamente, pero al menos lo sugirió y, en definitiva, no se le puede pedir peras al olmo. Sin embargo, algo que se extraña en el artículo del Granma es alguna referencia a lo nefasto que es también el comercio minorista tradicional.
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El régimen no sólo ha fallado este año en su incursión en el comercio electrónico, sino también en el habitual, que precisaba más organización y eficiencia que nunca ante los embates de una pandemia que impone el distanciamiento físico como máxima.
Sin embargo, las escenas más repetidas de Cuba son las de enormes colas, en las que cuesta imaginar que el coronavirus no se traslade de un cubano necesitado a otro, que esperan durante horas para al final muchas veces no conseguir aquello que les hace exponerse.