“El régimen cubano prefiere hacer pasar hambre a su pueblo antes que aceptar la ayuda del exilio”, declaró este 16 de diciembre el pastor Mardoqueo Jiménez sobre la ayuda humanitaria reunida desde Miami para la isla y que confiscó el régimen, según se supo recientemente.
En conferencia de prensa, otros miembros de la comunidad cristiana presentes en el Miami City Hall declararon que esta ayuda se hace más necesaria ahora que la crisis económica se agudiza en Cuba.
La ayuda humanitaria, enviada a mediados de año, fue confiscada por las autoridades cubanas y está guardada en almacenes del régimen en Mariel, recordó la promotora de Cubadecide y líder de la sociedad civil, Rosa María Payá.
Los pastores reunidos en el acto exigieron que el régimen permita enviar cualquier socorro a los cubanos sin intermediación de sus instituciones, como hacía con la caravana Pastores por la Paz, con claras afinidades con el régimen. En este sentido, recalcó que las diferencias ideológicas no pueden ser más importantes que el bienestar del pueblo cubano.
La organización de asesoría jurídica Cuba Demanda pidió al gobierno cubano que liberara la ayuda y exigió a Washington que ejerciera presión o pusiera demandas legales contra el régimen de no cumplir con esta exigencia.
El Consejo de Iglesias de Cuba (CIC), cercano al régimen castrista, descalificó en agosto el envío de ayuda desde Miami y dijo que se trata de una “nueva y ofensiva campaña de la plataforma Cuba Decide y su líder, Rosa María Payá”.
Entre las donaciones se incluyen medicamentos, mascarillas sanitarias, guantes, desinfectantes, pañales para adultos y niños, leche en polvo, entre otros productos y alimentos imprescindibles en el contexto de la pandemia del coronavirus y los crecientes nuevos contagios en la isla.
Fundado en 1941 bajo el nombre de Concilio de Iglesias Evangélicas, el actual CIC se define como “una asociación fraterna de Iglesias, movimientos e instituciones ecuménicas que proclaman a Jesucristo como Dios y Salvador”.
Actualmente tiene unas 28 iglesias miembros, más de la mitad de las iglesias evangélicas cubanas. Algunas de éstas son el Ejército de Salvación, la Fraternidad de Iglesias Bautistas de Cuba, la Iglesia Apostólica de Jesucristo, la Iglesia Bautista Libre y la Iglesia Congregacional Pentecostal.
Su misión institucional, según la refiere el propio CIC, es “propiciar espacios de formación, encuentro, reflexión y celebración entre sus miembros. Todo ello, entendido como expresión visible de la unidad a la que son llamados en el servicio al pueblo cubano”.
Sin embargo, a la organización se le señala su excesiva cercanía y complicidad con el régimen, lo cual le hace verse como una entidad oficialista para simular una relativa libertad religiosa. Los rostros más visibles del CIC son identificados como acólitos del oficialismo, que llaman a sus feligreses, bajo argumentos como la unidad y el patriotismo, a apoyar al Gobierno y no manifestarse contra éste.
La más reciente prueba de ello se produjo esta semana, cuando los reverendos Antonio Santana Hernández y Joel Ortega Dopico, presidente y secretario ejecutivo del Consejo, respectivamente, descalificaron el envío de ayuda humanitaria desde Miami para los cubanos, lo cual definieron como una “nueva y ofensiva campaña de la plataforma Cuba Decide y su líder, Rosa María Payá”.