El diario oficialista Granma publicó este 21 de septiembre un escrito de celebración por el aniversario 72 de la fundación de Corea del Norte que bien pudo salir de un medio de prensa norcoreano. Sólo faltó que gritaran vivas al “camarada” Kin Jong-un.
No debería extrañar, pues el régimen de los Castro y el adefesio político que oprime la parte septentrional de la península coreana son “de un pájaro las dos alas”, variantes del mismo sistema despótico.
Ya que las dos autocracias son los patitos feos de sus continentes, no tienen más remedio que apoyarse, así como las solteronas amargadas se juntan para hablar mal de sus vecinos y compartir lamentos sobre lo buenas que son y lo mal que las trata el mundo. Nada como un resentido para entender el llanto de otro resentido.
Pero incluso Granma tiene sus momentos hilarantes, momentos que colocan una sonrisa entre tantas mentiras descaradas. O momentos que hacen sonreír precisamente porque son mentiras. Comencemos.
Está mal el nombre, República Popular y Democrática de Corea del Norte. Ese país no tiene nada de república, ni de popular ni de democracia. Es una finca muy pobre gobernada por una familia de capataces gordos y crueles, cuyas aficiones son matar de hambre a sus peones, comer a lo bestia y atemorizar al mundo con la bomba atómica.
Vienen luego unas frases hueras sobre “la amistad entre los dos pueblos” —el cubano y el norcoreano— y el repudio del imperialismo, algo que no podía faltar, porque en la teología comunista el Demonio siempre tiene un nombre y una ubicación en el planeta: hemisferio occidental, América del Norte, entre Canadá y México.
Lo bueno es que Granma sabe de dramaturgia: para el final siempre deja lo mejor. Y lo mejor, en este caso, es copiarlo textualmente:
“Como afirmó Fidel, el pueblo de esta nación asiática “transformó el heroísmo de la guerra en el heroísmo no menos importante del trabajo abnegado, disciplinado y cotidiano, del cual ha surgido una industria desarrollada, un impresionante esfuerzo constructivo y una agricultura moderna y eficiente”.
Eso dijo el mayor de los Castro el 4 de abril de 2013, en una de aquellas reflexiones con las que aburría hasta el bostezo al público de por sí aburrido de Granma y que tituló, para posar de buena gente: El deber de evitar una guerra en Corea.
Uno se pregunta: ¿de veras Fidel Castro creía que en Corea del Norte hay una “industria desarrollada” y “una agricultura moderna y eficiente” o era una de esas mentiras diplomáticas que utilizaba para congraciarse con sus aliados? Nadie puede saberlo con certeza.
Ya cansan estos escritos de Granma; de seguro ni sus propios periodistas se los creen. Estaría bien llamar la atención de sus directivos con las mismas palabras que Cicerón dirigió al Senado romano para desenmascarar la conjura del traidor Catilina: “Hasta cuándo abusarás, Granma, de nuestra paciencia”.