La presentadora, comediante e ídolo gay Ellen DeGeneres comenzará el décimo octavo ciclo de su programa The Ellen DeGeneres Show con una investigación abierta por WarnerMedia sobre las acusaciones de racismo, maltrato y acoso sexual de su personal en “un ambiente tóxico de trabajo”, según BuzzFeed.
El escándalo ha precipitado una condena casi unánime en los medios y las redes sociales de Estados Unidos. Con excepción de su esposa, Portia de Rossi, y otras celebridades, DeGeneres ha quedado sola y a la defensiva.
Las acusaciones, mientras tanto, causaron el despido de tres de sus productores y dos pedidos de disculpas “a cualquiera cuyos sentimientos haya herido” de DeGeneres.
“DeGeneres manejaba su casa como un campo de entrenamiento militar: ladraba órdenes, atormentaba a los empleados por errores minúsculos y disfrutaba de despedir a la gente”, dijo al Daily Mail una ex empleada doméstica, cuyo nombre se mantuvo en reserva como el del personal del programa.
Desde una lista diaria con las insatisfacciones del servicio del día anterior hasta cerillas escondidas para ver si encargados de la limpieza eran cuidadosos, la lista de abusos enumerados fue larga. Las personas renunciaban o eran despedidas, según el Mail, a gran velocidad, hartas de “las trampas” o de “ser tratadas como si no fueran nada”.
Con una audiencia promedio de 2,5 millones de personas (aunque el escándalo parece haber producido una caída del 14%), varios negocios derivados y una fortuna personal de $330 millones, DeGeneres despertó un interés obvio.
Las críticas a la presentadora comenzaron en octubre de 2019, cuando la fotografiaron hablando amablemente con George W. Bush, quien durante sus años en la Casa Blanca se opuso al matrimonio entre personas del mismo sexo, en un partido de fútbol americano. “La gente se escandalizó de que alguien que se dice progresista quisiera siquiera darle la hora al ex presidente”, dijo Film Daily.
DeGeneres nació en un suburbio de Nueva Orleans, en el hogar cristiano de Betty y Elliott , que se divorciaron cuando ella tenía 13 años y era ostensiblemente una niña que no se identificaba con Barbie. Su madre se volvió a casar con Roy Gruessendorf, lo cual hizo que ella cursara la escuela secundaria en Texas, donde vivía el padrastro, y sufriera abuso sexual en el hogar.
En 2005 contó a Allure que, luego de repetidos manoseos, Gruessendorf “intentó tirar abajo la puerta de mi dormitorio, y yo pateé la ventana y salí corriendo porque sabía que iba a llegar a algo más”. No le dijo a la madre: “La protegí, no quería arruinar su felicidad. Es una historia realmente horrible, horrible. La única razón por la cual entro en detalles es porque quiero que otras niñas nunca permitan que alguien les haga eso”.
Más de una persona ha tenido un momento eureka y le ha comentado “Ah, por eso es que eres lesbiana”. Ella, sin embargo, explicó: “Yo era lesbiana mucho antes de eso. Mis primeros recuerdos son los de una lesbiana”.
A los 27 años, en 1986, debutó en el programa The Tonight Show, de Johnny Carson, el arranque de su fama. Llevaba años avanzando contra la corriente en los pequeños clubes de stand-up de Nueva Orleans y San Francisco, con un tipo de humor simple, casi siempre sin género ni controversia. Había logrado que cuatro años antes Showtime la declarase “la persona más cómica de los Estados Unidos”.
Su gran oportunidad fue la sitcom Ellen, originalmente llamada These Friends of Mine, que salió al aire en 1994 por ABC. Muchos la consideraron una versión ligera de Seinfeld, hasta que el 30 de abril de 1997, en “El episodio del perrito”, que ganó un Emmy por el guión, su personaje, Ellen Morgan, le dijo a Susan, protagonizada por Laura Dern, que era gay. También la escucharon otros, porque lo susurró por error a un micrófono.
Una semana antes de la emisión del capítulo, DeGeneres fue tapa de Time con el título “Sí, soy gay”. También dio una entrevista a Diane Sawyer en el programa 20/20, de ABC. “Creo que no hubiera podido hacer esto tiempo atrás, creo que la gente no lo hubiera aceptado tan fácilmente como ahora”, dijo al semanario.
Se equivocó. Luego de que 42 millones de personas vieran “El episodio del perrito” su sexualidad fue objeto de deconstrucción pública y al terminar aquel año Ellen fue cancelado. DeGeneres se deprimió. Comenzó un romance con la actriz Anne Heche, que nutrió a la prensa amarilla hasta que terminó, en 2000. No logró levantarse del todo hasta tres años después, cuando puso la voz a Dory en Finding Nemo y comenzó The Ellen Show.
Honores, riqueza y escándalo
Además de los $50 millones por año del programa, DeGeneres recibe el 60% de los ingresos publicitarios y tiene una productora, A Very Good Production, con la que ha hecho acuerdos con American Express, Walmart, CoverGirl, JCPenney, entre otras firmas.
Un emprendimiento para internet, Ellen Digital Network, le permitió ampliarse a su propia web de videos, EllenTube, y de apps de juegos. Además de pagos suplementarios como los $20 millones de Netflix por Relatable, tiene una línea de decoración y otra de ropa, varios libros publicados y un negocio de compra y venta de casas de lujo junto con su esposa. Parte de ese dinero alcanza obras de beneficencia.
Pero, según la denuncia de 10 ex empleados en BuzzFeed, “toda esa mierda de ‘seamos amables’ —el eslogan de Ellen en su programa es “Be kind to one another”— sólo sucede cuando se encienden las cámaras. Es puro show”. Y si en el programa, regularmente, se hacen todo tipo de donaciones, es solamente por esa misma razón, agregó.
Según el artículo, algunos empleados fueron despedidos luego de tomar licencia médica o por la muerte de un familiar; otra renunció harta de los comentarios racistas en su contra; otros recibieron la orden de nunca hablar con DeGeneres si se la cruzaban.
El 21 de septiembre, cuando comience la temporada 18 de su show, la comediante buscará recuperar la confianza del público. Para hacerlo, según The New Yorker, primero deberá recobrarla entre “los empleados que se arriesgaron a hablar”.
La carrera de DeGeneres, escribió Michael Schulman, cambió el mundo para mejor y por eso sería una pena que las acusaciones la descarrilaran. “Pero la mayor pena sería si las acusaciones están justificadas”, concluyó.