Ser madre en Cuba

El segundo domingo de mayo hay madres que despiertan pensando dónde estarán sus hijos, en qué país viven o cómo viven.
 

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Un día de rendir justo homenaje a quien nos da la vida se convierte en Cuba en un día de angustia. Un día más de la lucha por la supervivencia en el que quienes más sufren y se desgastan son, precisamente las que debieran hoy ser el centro del cariño, el amor, el reconocimiento social y familiar.

Ser madre en Cuba tiene muchos matices. Muy pocos de ellos alegres.

El segundo domingo de mayo hay madres que despiertan pensando dónde estarán sus hijos, en qué país viven o cómo viven. Y todas esas preocupaciones le llenan el día de un insoportable temblor, y se pregunta por qué sus hijos, esos que trajo con alegría a la tierra, tuvieron que alejarse de esa tierra para salvarse.

Hay otras que miran al mar como si un cuchillo atravesara sus pupilas. Porque el mar es culpable del más grande dolor en una madre: la muerte de un hijo. Para ellas el mar es desolación y cementerio. El agua que se tragó para siempre el rostro de sus seres más queridos, donde desaparecieron en la oscura profundidad los frutos de su vientre.

Otras despiertan bajo la sombra del misterio de adivinar dónde conseguir los alimentos que sus hijos precisan. A una madre no la consuela la explicación del "bloqueo norteamericano" que da el gobierno a su miseria. El mismo gobierno que le exige firmeza y sacrificios, más sacrificios, más entrega, más silencio.

Esas madres viven con el corazón en vilo, con el corazón en un puño, viendo cómo sus hijos aprenden menos cada día por culpa de unos maestros que no lo son, y regresan a casa con una indecencia y una total ausencia de respeto por todo, pero llenos de un fervor político que a esa edad no entienden.

Ellas miran a sus hijos con el susto con que se mira el final de un camino, como se mira una pared a punto de derrumbarse, adivinando cuál pudiera ser el futuro de esas criaturas que concibió con amor y en las que puso toda su ternura.

Ser madre en Cuba es padecer de un desasosiego que dura 24 horas los siete días de la semana. Es el sacrificio real y aparentemente mínimo de salir a desafiar la pandemia, en esos tumultos ante las tiendas para conseguir lo que se les ocurra sacar a la venta. Es el miedo al contagio con el que dejaría sola a su familia. Es no saber explicar a esos hijos por qué viven así. Es no poder consolarlos con besos, porque esos besos están llenos de miedo e incertidumbre.

 

Y cuando en Cuba quieren poner a una madre como ejemplo de maternidad, ponen siempre a Mariana Grajales, que entregó sus hijos a la muerte con un absoluto desprendimiento, tal vez porque entonces la libertad era más necesaria y la patria quería sacudirse del yugo extranjero. Hoy los que gobiernan parecen ser los extranjeros que han ocupado nuestra tierra, no tienen nada que ver con ese pueblo que humillan y dominan.

Pero entonces ese gobierno repite, como siempre, las viejas consignas vacías de la educación y la medicina gratuita. Y de que enero de 1958 le trajo a los cubanos la dignidad. Pero las madres son sabias.

Ellas saben, aunque no quieran explicarles a sus hijos, que la dignidad no te la da nadie. Nadie la otorga. Con la dignidad no se come, la dignidad no te viste. Se aprende desde temprano en tu hogar, respirando el olor de una madre, de una familia que vive en sana armonía, y luego en la escuela, con maestros educados y cívicos.

Ser madre en Cuba es una hazaña. Un dolor incesante. La incertidumbre de no saber qué futuro espera a los que trajo, con tanto amor, al mundo.

Escrito por Ramón Fernández Larrea

Ramón Fernández-Larrea (Bayamo, Cuba,1958) es guionista de radio y televisión. Ha publicado, entre otros, los poemarios: El pasado del cielo, Poemas para ponerse en la cabeza, Manual de pasión, El libro de las instrucciones, El libro de los salmos feroces, Terneros que nunca mueran de rodillas, Cantar del tigre ciego, Yo no bailo con Juana y Todos los cielos del cielo, con el que obtuvo en 2014 el premio internacional Gastón Baquero. Ha sido guionista de los programas de televisión Seguro Que Yes y Esta Noche Tu Night, conducidos por Alexis Valdés en la televisión hispana de Miami.