Todos saben que el “avispón asesino” es proveniente del este de Asia, pero pocos saben que a pesar de su letalidad, hay zonas rurales en Japón donde el insecto es visto como un plato sabroso.
Estos atemorizantes insectos representaban una amenaza a veces letal para los excursionistas y campesino, pero en la región central de Chubu son conocidos por más que su agresividad y su aguijón intolerable.
Para muchos pobladores de esa zona los avispones son vistos como una comida agradable y un ingrediente estimulante en las bebidas. El avispón gigante, junto con otras variedades de avispas, ha sido tradicionalmente considerado un manjar en esta parte de Japón.
A menudo las larvas se conservan en frascos, fritas o al vapor con arroz para hacer un plato delicioso llamado “hebo-gohan”. Los especímenes adultos, que pueden medir cinco centímetros, se fríen en brochetas, con aguijón y todo, hasta que el caparazón se vuelve ligero y crujiente. Dicen que deja una sensación de calor y hormigueo cuando se comen.
Los avispones también le pueden agregar un extra al licor que los campesino se toman en esa zona. Especímenes vivos son ahogados en “shochu”, una bebida destilada clara. En su agonía, los insectos liberan su veneno en el líquido que se almacena hasta que se vuelve de un tono oscuro de ámbar.
Sin embargo, dice el New York Time, que la verdadera emoción no está en el comer o el beber el avispón gigante, sino en la caza.
Torao Suzuki, de 75 años, dice haber eliminado entre 40 y 50 nidos al año del avispón, pero que él no se come los insectos.
“Incluso cuando le digo a la gente, ‘te van a picar’, aun así se los comen. Dicen que los hace potentes”, dijo el anciano a la prensa norteamericana.
Los japoneses más viejos dicen que los insectos, que se extienden por toda Asia pero se encuentran más comúnmente en Japón, alguna vez fueron valorados junto con otras avispas como una fuente barata de proteína en zonas muy pobres.