“Compañeras y compañeros: nos hemos propuesto garantizar 30 libras mensuales de viandas y hortalizas a cada compatriota, y de ellas alcanzamos 20 en 2019”. Esas fueron las palabras del primer ministro Manuel Marrero, en un evento dedicado a la agricultura urbana.
El discurso de Marrero fue un elogio entusiasta de los organopónicos, la tracción animal y el ahorro de combustible, dedicado a exponer las razones por las cuales Cuba hace bien en apartarse de la agricultura convencional y tomar el camino de los métodos alternativos, cuya capacidad para alimentar a los cubanos no está probada. Por supuesto, eso último no lo dijo Marrero.
“Otro objetivo es garantizar a cada cubano cinco kilogramos de proteína animal mensualmente, y el año pasado solo alcanzamos 200 gramos”, declaró.
“Los cubanos hemos heredado como tradición alimentaria una dieta compuesta por cuatro productos básicos: arroz, frijol, vianda y proteína, a lo que habría que sumarle los vegetales o ensaladas. De ellos hoy alcanzamos total soberanía solo en uno: las viandas. Importamos una parte importante del arroz, y en menor medida frijoles y cárnicos, aunque también en volúmenes considerables, e incluso un nivel de vegetales y hortalizas”.
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Según el ministro, hay que expandir el uso de caballos y bueyes como fuerza motriz, de molinos de viento, gases producidos por la descomposición de materia orgánica y otras técnicas conocidas por el hombre en la época de Julio César y en la del Cid Campeador.
Entre los datos importantes de Marrero, estuvo el total de gastos en importancia anual de alimentos en Cuba para la población: según dijo, 1650 millones de dólares.
Aunque la crisis alimentaria en Cuba data de la década de 1990, se agudizó en los últimos dos años debido a causas múltiples, pero todas relacionadas con la ineficiencia del sistema cubano. Ante la carestía y el precio exorbitante de los alimentos, el gobierno vuelve a ensalzar los métodos alternativos de cultivo y la austeridad.
ADN Cuba ha reportado innumerables casos de inventos cubanos para paliar la escasez: mayonesa de plátano, alimentos reforzados con moringa, helado de leche de soja, y otras ocurrencias por el estilo.