El cubano Pedro Pablo Pichardo, campeón olímpico y mundial de triple salto, logró coronarse en su modalidad en el campeonato europeo de atletismo, que se desarrolló en la ciudad alemana de Múnich.
Pichardo, nacionalizado portugués, ganó la lid con un discreto 17,50 metros, pero muy lejos de sus contrarios. El santiaguero demostró su superioridad respecto a sus contendientes europeos desde el primer salto, aunque estos estaban alejados de sus mejores registros.
El italiano Andrea Dallavalle, cuarto en el Mundial de Eugene, se llevó la medalla de plata y el bronce, el francés Jean-Marc Pontvianne, con 16.94. Como se evidencia, los registros de la competición fueron muy bajos, pero esta prueba no es muy destacada en Europa.
En 2017 Pichardo desertó de una delegación cubana, cansado de que le impusieran dónde y con quién entrenarse, según contó él mismo en una ocasión.
"En Cuba no tienes opción. Si no formas parte del equipo nacional que entrena en La Habana, no puedes ser un gran atleta. Era obligatorio, si no estás allí y entrenas con sus entrenadores, no eres bueno, no viajas y no compites", expuso estando ya refugiado en Europa.
“Dormía en el suelo, en las gradas del estadio, me daban un poco de pan con café. No lo soportaba más”, añadió.
En medio de esa situación, la Federación de Atletismo lo castigó en 2014 con un año separado de la élite.
"Fueron varios problemas que tuve que soportar, hasta que decidí salir de Cuba (…) Fue triste y doloroso no participar en campeonatos internacionales, pero no lamento haber dejado Cuba, fue la mejor decisión de mi vida", afirmó luego desde Portugal.
Tras su escape en Stuttgart, Pichardo se trasladó a Portugal y no demoró mucho en encontrar un club al que representar, el Benfica. En 2017 recibió la ciudadanía portuguesa y un año después ganó para ese país la Liga de Diamante.
"Quiero mostrar mi reconocimiento a los portugueses con medallas y trofeos. Creo que es la mejor manera de agradecerles por todo lo que están haciendo por mí", aseguró.