El Kremlin reconoció este 30 de junio que no podrá vacunar al 60% de su población contra la Covid-19 para el otoño boreal como estaba previsto debido a la escasa demanda de inyecciones.
Las autoridades rusas han culpado del reciente aumento de los casos de Covid-19 a la variante infecciosa Delta, que, según dicen, representa alrededor del 90% de todos los casos nuevos, y a la renuencia de muchos rusos a vacunarse.
Desde el anuncio de la creación de la vacuna Sputnik V, la población rusa se mostró renuente a inocularse con la fórmula del Instituto Gamaleya.
La baja aceptación, a pesar de las vacunas gratuitas y ampliamente disponibles, ha obligado a las autoridades de algunas regiones a introducir la inoculación obligatoria y crear incentivos para otros, como ofrecer la oportunidad de ganar un automóvil o un apartamento.
“Vemos que el número de personas que quieren vacunarse ha aumentado esta semana”, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, a periodistas en una conferencia telefónica. “Pero antes de eso había una baja aceptación incluso si se daban todas las condiciones. Está claro que este objetivo de vacunación no se puede lograr. Los objetivos se retrasarán”.
El ministro de Salud, Mikhail Murashko, más de 21 millones de un total de 146 millones de rusos ya han recibido la primera dosis de la vacuna, una cifra considerada muy baja para lograr la inmunidad de rebaño este año.
El grupo de trabajo del gobierno sobre el coronavirus indicó el martes que 652 personas habían muerto como resultado del virus en las últimas 24 horas, un récord diario. Rusia ha registrado unos 5,5 millones de infecciones desde el inicio de la pandemia.
El país tiene una de las peores tasas de mortalidad por la pandemia, según el investigador, genetista y cardiólogo norteamericano Eric Topol, actual editor en jefe de Medscape, citado por Infobae.
Ante este repunte, Moscú reintrodujo restricciones como el teletrabajo obligatorio, la creación de un pase sanitario para ir a restaurantes o la imposición de vacunas en el sector servicios, pero no baraja todavía un confinamiento estricto.
En algunas zonas de Rusia, lejos de sobrar vacunas, faltan. El Kremlin dijo que el problema se resolvería durante la semana, y el primer ministro Mijail Mishustin anunció un gasto adicional de 25 000 millones de rublos (unos 346 millones de dólares) para la atención de pacientes con COVID-19.