Human Rights Watch (HRW) denuncia nueva acometida del gobierno ruso contra la libertad de expresión, esta vez dirigida a limitar el acceso de los ciudadanos a Internet y controlar el tráfico informativo.
La llamada “ley de Internet soberana”, aprobada en abril y que entró en vigor este mes, tiene como objetivo conducir el tráfico y los datos web rusos a través de una infraestructura controlada por las autoridades estatales, así como construir un sistema nacional de nombres de dominio para permitir que Internet continúe funcionando incluso si no hubiera servidores extranjeros.
Una emergencia o amenaza de intromisión extranjera serán motivos suficientes para que el Gobierno desconecte al país parcial o totalmente de la Red, denunció HRW.
“La ley obliga a los proveedores de servicios de internet a instalar equipos especiales que pueden rastrear, filtrar y redirigir el tráfico de internet. Este equipo permite al organismo de control de telecomunicaciones de Rusia, Roskomnadzor, bloquear de forma independiente y extrajudicial el acceso al contenido que el gobierno considera una amenaza”, agregó la organización.
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Los autores del proyecto de ley, congresistas pro-Kremlin, coinciden en que las medidas son necesarias para defender a Rusia de un enemigo con nombre y apellido: Donald Trump.
Según lo expresaron en varias sesiones de discusión en la Duma (como se conoce a la Cámara Baja rusa), Estados Unidos adoptó en 2018 lo que describieron como “agresivas nuevas políticas de seguridad cibernética”.
“Cualquier nación que actúe cibernéticamente contra Estados Unidos debe esperar que respondamos, tanto defensiva, como ofensivamente”. Esta fue la manera en que el entonces asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, resumió el contenido de la estrategia lanzada en septiembre de 2018.
Rusia ha introducido normas estrictas para el uso de internet en los últimos cinco años, entre ellas, requerir que los motores de búsqueda eliminen algunos resultados y que las redes sociales almacenen datos de usuarios en servidores estatales.
En marzo de 2019, miles de personas salieron a las calles para protestar contra estas políticas cada vez más restrictivas, pues creen que eventualmente conducirán a una “censura total” y aislarán al país.
En su más reciente medida, el Kremlin prohibió el servicio de mensajería instantánea Telegram e intentó bloquearlo, pero su intención fracasó en los tribunales y éste sigue siendo muy popular y ampliamente utilizado por los ciudadanos. La restricción también generó protestas en abril de 2018.