El 14 de febrero de 1988 el gobierno sandinista realizó su propio cambio de moneda, similar, aunque con algunas diferencias notables, al “reordenamiento” que promueve el régimen cubano.
“El decreto de desmonetización (cambio de la moneda) equivalió a una devaluación que es considerada la más alta de la historia de este hemisferio”, cuenta la biblioteca virtual del expresidente de Nicaragua, Enrique Bolaños.
Relata que “al día siguiente, lunes 15, la gente se agolpaba y hacía colas en cientos de puestos oficiales donde podían cambiar el córdoba viejo por el córdoba nuevo a razón de un córdoba nuevo por mil córdobas viejos, hasta un máximo de 10 millones de córdobas viejos (o sea, solamente hasta 10 mil córdobas nuevos), por familia o empresa. A esto el Banco Central lo llamó Operación Berta”.
De manera sospechosa, ese mismo domingo 14 de febrero personas en vehículos militares como Was, Lada e IFA y con maletines llenos de dinero barrieron con todo lo que había en el Centro Comercial Managua, el Oriental y demás centros de compras de la capital, según publicó el periódico La Prensa en ese entonces.
“Al igual que la población en general, los comerciantes no sabían que al día siguiente mil córdobas viejos se les convertirían en solo un córdoba nuevo y verían reducido su patrimonio económico”, reseña el diario.
Los sandinistas querían dejar sin dinero a la contrarrevolución con la Operación Berta, pero los contras usaron una y mil maneras para no quedarse sin cambiar dinero.
Un productor que al 14 de febrero tenía, digamos, 70 000 córdobas viejos en su ropero o en el banco o en su bolsa, el 14 de febrero podía comprar el equivalente a mil dólares en productos para su negocio, pues el dólar oficial estaba al 70 x 1 (70.000/70 = 1,000).
Al día siguiente recibió 70 córdobas nuevos (a razón de uno nuevo por cada mil viejos) y con esos 70 córdobas nuevos solo podía adquirir 7 dólares, al 10 por uno, que era el nuevo cambio oficial.
De la noche a la mañana perdió 993 dólares de sus mil dólares de capital, es decir, lo perdió casi todo.
“Es lógico que el descontento nacional creció, al mismo ritmo del despojo de los ahorros que causó esa devaluación”, reseña la biblioteca Enrique Bolaños.
Durante la última semana las autoridades cubanas anunciaron una tras otras nuevas tarifas de servicios básicos, precios de alimentos, salarios y pensiones como parte de la unificación monetaria y cambiaria que dejará únicamente al dólar y el peso cubano como monedas efectivas de la economía cubana.
A partir del primero de enero de 2021 comenzará a desaparecer paulatinamente el CUC, una de las medidas económicas más esperadas por los cubanos, aunque su “efecto milagroso” está muy lejos de la realidad.
Varios economistas vaticinan una escalada inflacionaria que reducirá aún más los aumentos de salarios y pensiones anunciados por el régimen para equiparar los precios internos con su valor real en dólares.
A partir del primero de enero de 2021 comenzará a desaparecer paulatinamente el CUC, una de las medidas económicas más esperadas por los cubanos, aunque su “efecto milagroso” está muy lejos de la realidad.
Varios economistas vaticinan una escalada inflacionaria que reducirá aún más los aumentos de salarios y pensiones anunciados por el régimen para equiparar los precios internos con su valor real en dólares.
La largamente pospuesta unificación monetaria consistirá en la desaparición del peso convertible o CUC, creado en 1994 y equivalente al dólar, lo que dejará al peso cubano (CUP), equivalente ahora mismo a 4 céntimos de dólar, como la única moneda local.
La llegada de la unificación monetaria ha provocado que cientos de cubanos acudieran a los bancos y casas de cambio para deshacerse de los CUC, que se devaluaron frente al dólar en el mercado informal.
La eliminación de la doble moneda llega en un momento de fuerte crisis económica. El parón del turismo por la pandemia de coronavirus ha agudizado la ya precaria situación financiera de la isla, golpeada por el endurecimiento del embargo de Estados Unidos, y la crisis de su aliada Venezuela y la tardanza en aplicar las reformas diseñadas para actualizar su sistema centralizado.
Esta necesidad de divisas ha llevado a Cuba a aplicar una "dolarización parcial" de su economía con polémicas medidas en los últimos meses como la apertura de supermercados y comercios en los que no se aceptan las monedas locales y solo se puede pagar en divisas con tarjeta.