López Obrador reconoce que su Gobierno se vio obligado a liberar al hijo del Chapo

El presidente ha enfrentado en las últimas horas la peor crisis de su Gobierno tras el ataque que lanzaron ayer grupos armados del Cártel de Sinaloa en la ciudad de Culiacán
El presidente dijo que muchas personas estaba en riesgo en la balacera
 

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Oaxaca (México), 18 oct (ADN CUBA).- El presidente de México, Andrés López Obrador, reconoció que su Gobierno tuvo que liberar a Ovidio Guzmán López, hijo de El Chapo Guzmán, “porque se tornó muy difícil la situación y estaban en riesgo muchos ciudadanos”, según una nota de La Jornada, publicada este viernes.

Estaban en riesgo “muchas personas, muchos seres humanos” y se liberó al hijo del conocido narcotraficante porque “no puede valer más la captura de un delincuente, que las vidas de las personas”, explicó el mandatario.

El presidente ha enfrentado en las últimas horas la peor crisis de su Gobierno tras el ataque que lanzaron ayer grupos armados del Cártel de Sinaloa en la ciudad de Culiacán, en un intento por liberar a Guzmán López, el hijo de El Chapo.

Las fuerzas del cártel chocaron violentamente con efectivos federales. El enfrentamiento dejó como saldo al menos 8 muertos, 16 heridos y 49 reos fugados.

En conferencia de prensa, el mandatario mencionó que alrededor de las 3 pm, los integrantes del Gabinete de Seguridad (los secretarios de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval; de Marina, Rafael Ojeda; y de Seguridad, Alfonso Durazo) le informaron de lo que ocurría en Culiacán, Sinaloa.

 

 

“Yo estuve de acuerdo con eso” –agregó, refiriéndose a liberar a Guzmán López-- porque “no se trata de masacres, eso ya se terminó. No puede valer más la captura de un delincuente que las vidas de las personas. Ellos tomaron esta decisión y yo la respaldé”, señaló La Jornada.

El presidente señaló que esa decisión se tomó para proteger a los ciudadanos.

El hijo del narcotraficante, sobre el que pesa una orden de extradición solicitada desde septiembre por Estados Unidos, fue hallado por un comando de 30 militares y miembros de la Guardia Nacional en una casa en la ciudad mexicana de Culiacán, en el noroccidental estado de Sinaloa, una región considerada tierra de narcos.

Para evitar su detención, el hijo de El Chapo desató horas de tiroteos y bloqueos en la capital del estado, de unos 800.000 habitantes, desatando el pánico entre la ciudadanía.

Esta crisis ha mostrado el poder de los grupos de la delincuencia organizada, en este caso el Cártel de Sinaloa, y ha dejado al descubierto las fisuras del Gobierno en seguridad.

"En el afán de obtener un resultado positivo, (el comando) actuó de manera precipitada con deficiente planeación y falta de previsión sobre las consecuencia", reconoció el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Cresencio Sandoval.

"Ante la violencia generalizada que se produjo, este gabinete de seguridad ordenó que se retiraran del domicilio" para acabar con esta operación "precipitada y mal planeada", apuntó.

 

 

Poco después de este hecho, se dieron los disturbios en toda la ciudad, por lo que el Gabinete de Seguridad tomó "por unanimidad" la decisión de "retirar al personal" de este inmueble.

El episodio de Culiacán se sumó a los dos enfrentamientos registrados esta semana entre agentes del Ejército mexicano y civiles armados en los estados de Michoacán y Guerrero, que dejaron como saldo 28 muertos.

Según los datos más recientes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública de México, entre enero y agosto de este año el noroccidental estado de Sinaloa registró 577 muertos, un 22,8 % menos si se compara con los 747 homicidios dolosos del mismo periodo del año pasado.

(Con información de Efe)